las barreras que nos separan

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Un gran portalón impide la comunicación entre la institución penitenciaria y el exterior. Algún que otro preso anda salteando las pequeñas concavidades del suelo de dimensiones reducidas mientras fuman un cigarrillo, unos cuantos se mantienen resguardados por el mal tiempo bajo una pequeña barraca, apilados como soldaditos de plomo en una cajita de regalo. No hay un solo lunes que yo no venga. Me arrodillo y pego mi ojo derecho contra un pecheña brecha que une los dos mundos. Obesrvo a mi Padre, sigue siendo el lider impuesto del grupo, como antiguamente lo era en casa. Mi madre sonreía al verle marchar y comenzaba a llorar media hora antes de su llegada. Mi hermanita le llamaba el lobo feroz. Yo no recuerdo haberle puesto nombre, pero  recuerdo el diablo que llevaba dentro, aquella  fiera inhumana que tanto alimentaba. Siempre sentí miedo de parecerme a él, de que algún día saliera de mis entrañas un animal de su misma especie. Por eso me negué el derecho de amar, no quiero sentir amor por nadie, ni que nadie lo sienta por mi.¿y si resulta que es el amor quien despierta a la fiera dormida?.


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