Me cambió la vida (Novena parte)

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Lo que ella ni se imaginaba era el porqué de tanto arrebato y calentura. No sabía que ella era, en esos momentos, la protagonista femenina de una obra teatral.
Y, la verdad, su actuación era digna de los más calurosos aplausos. Pero, yo sí lo sabía. Y me compenetré como nunca en mi papel. Me sentía como un actor que sabe que lo está viendo el mejor de los cineastas.
Sin sacarle la pija de lo que había dejado de ser un agujerito, me senté en la cama con ella de espaldas a mí. Se levantaba y se dejaba caer violentamente, devorando mi verga, mientras yo le apretaba las tetas y le pellizcaba los pezones, cosa que la llevó a tener su enésimo orgasmo.
Consideré que había llegado el momento de terminar con nuestra actuación y, al palpar semejantes tetas que hacían que mis manos parecieran tan chicas como las de un niño, se me ocurrió una escena especial para el final.
- Te quiero coger las tetas y acabarte en ellas. Pero, que sea de parado. Me voy a apoyar en la pared.
Me subí a una silla y giré uno de los spots hacia la entrada del vestidor, cuidando de no iluminar el interior. Entonces, caminé rápidamente hasta allí para evitar que mi sobrina pudiera escapar de su escondite. Me apoyé de espaldas sobre el marco de la entrada. Mercedes vería el perfil de mi cuerpo. En especial mi verga en toda su magnitud, con su roja e hinchada cabeza apuntando hacia el techo. Estaría a no más de dos metros de mí.
Tendría para ese gran final una ubicación preferencial.
Olga se acuclilló delante de mí y dijo - Cómo está esta preciosura.
Cuánta lechita debe tener adentro. Esa lechita va a ser mía. Te voy a coger con mis tetas como nunca te cogió nadie, mi cielo.
Tomó mi miembro y lo colocó entre sus gigantes globos, los que apretaba con sus manos.
Comencé a moverme de atrás para adelante. Estaba cogiendo otra vez. La cabeza de mi pija desaparecía y de golpe resurgía por entre las tetas, abriendo su orificio como una pequeña boca. Olga había bajado la cabeza y recibía cada frenético resurgimiento con la lengua. Le daba lengüetazos como si fuera un látigo. Mi gozo era indescriptible.
Yo, para darle mayor dramatismo, entre sonidos guturales y suspiros exagerados le decía: - Qué lindas tetas. Que bien que me cogen tus tetas. Ahora voy a acabar y te voy a bañar con mi leche. Estoy gozando como nunca. Me encanta cogerte. Me gusta que seas tan puta. Lameme la pija. Así, que me encanta.
Sentí en todo mi cuerpo el escalofrío que anunciaba la inminente descarga.
- Estoy por acabar, siento que ya viene la leche, tu lechita. Va a ser toda para vos. Ahí viene. Sí. Sí. Me voyyyy. Toma mi leche. Tomala que es tuya.. ahhhhh.
Y surgieron violentos torrentes de esperma que bañaron completamente la cara de Olga. Ella abría la boca y saboreaba todo lo que le entraba, mientras el resto se le iba deslizando por la barbilla hasta caer sobre sus magníficas tetas. No podía creer que me saliera tanto semen.
Ella se levantó y refregó sus tetas contra mi pecho, mientras se relamía buscando más para tragar. Luego, me pasó los brazos por el cuerpo y me besóapasionadamente.
- Te gustó todo lo que te hice? Me preguntó.
- Por supuesto. Fue uno de mis mejores polvos de los últimos tiempos. Y tú cómo te sentiste?
- Yo gocé como una loca. Me encantó. Me sentí la abogada más puta. Creo que más puta que abogada. Nadie me había calentado tanto. Hasta me hiciste el culo, que yo soy bastante reticente en entregarlo. En especial, la primera vez. Decime,
cogiendo como coges, todavía no te volteaste a tu sobrina? Mira que está muy buena, eh? Si hasta yo me excité hablando de nuestros cuerpos con ella. Aunque no lo creas, hasta fantaseé con qué se sentiría chupar esa conchita tan nuevita. Y? Ya te la comiste, querido tío?
Sabiendo que Mercedes estaba allí, oyendo lo que Olga decía, no pude menos que alegrarme, viendo cómo, sin querer, me estaba ayudando a llevar adelante mis planes.
- Por favor. Es mi sobrina. Me pidieron que la cuidara. Ni se me pasaría por la cabeza pensar en tener algo así con ella. Yo la veo sólo como la niña que es. Y, ahora, basta de hablar sobre eso y vamos a bañarnos que quedamos a la miseria.
Al ir hacia el baño, alcancé a distinguir cómo se abría y se cerraba, silenciosamente, la puerta trasera del vestidor.
Después de bañarnos, pedí un auto para que llevaran a Olga a su domicilio.
La despedí en la puerta y entré nuevamente a la casa.
Fui hasta la habitación de Mercedes y toqué su puerta.
Vi que se encendía la luz y, al cabo de un par de minutos, apareció Mercedes con el mismo camisón que usara la noche anterior. Podía ver que sólo llevaba una tanga diminuta debajo. Los rosados pezones se percibían con total claridad. Si bien sus tetas no eran de la magnitud de las de Olga,
eran bastante grandes y paradas. Me sorprendió sentir cómo mi cuerpo reaccionaba a pesar de la gran sesión de sexo de un rato antes. Mi pija comenzó a revivir, pero supuse que la bata que llevaba puesta no me delataría.

CONTINUARÁ........

Si alguna niña desea ser adoptada por mí como mi sobrina, escríbame a fjjcogh@yahoo.com.ar


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