La Colmena

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En un futuro muy muy lejano la humanidad habrá desaparecido. En su lugar existirá algo llamado La Colectividad. En este mundo devastado  y sin recursos naturales, los seres  que lo habitan en su mayoría son simples máquinas hechas de retales de metal  proveniente de deshechos recuperados de algún vertedero gigante  y un cerebro orgánico sintetizado.  Apenas retienen una vaga apariencia antropomorfa  y una chispa lejana de consciencia. Aun así, aun se sienten vivos y sufren o experimentan alegría. Se buscan unos a otros intentando vencer la soledad o luchan por las pocas sustancias orgánicas que quedan entre los muertos, y que les permiten seguir viviendo. Son los que viven en La frontera, en medio de una guerra incruenta y salvaje, eterna, amenazados por el hambre, la muerte, y por el avance de esas “otras” maquinas cuyo único propósito es exterminar hasta la última forma de vida.

   En el centro de La Colectividad, lejos de La Frontera, viven otros seres en un edificio gigantesco llamado La Colmena. Desde allí gobiernan el destino de todos. Acumulan toda la riqueza orgánica que queda y dirigen desde su ciudad protegida por una inmensa muralla el destino del resto de La Colectividad. Se llaman a sí mismos Los Herederos y algunos de ellos son increíblemente viejos. Solo uno de ellos  vivió el comienzo de todo y le llaman Padre. Si pudierais verlos diríais que son casi humanos, ya que han gastado ingentes cantidades de masa orgánica en cultivar sus caras y sus cerebros. Su consciencia ha ido transfiriéndose de un nuevo cuerpo a otro durante decenios. Viven con toda clase de comodidades  de espaldas a la realidad y casi para todos ellos la guerra es algo muy lejano y burocrático.

A aquella guerra lejana envían sus ejércitos, arrastrando a la lucha a los ciudadanos más pobres de La Colectividad con la engañosa promesa de que les sintetizarán alimento en los cuarteles fronterizos. En la Colmena se “fabrican” a los Generales y a los soldados de elite que dirigen la interminable contienda. Son unidades preparadas para combatir.La poca sustancia orgánica con la que se sintetiza sus cerebros está programada con los más de 15.000 años de estrategia militar y la historia de todo tipo de batallas.

  Solo unos pocos Herederos son conscientes de que el avance de las “otras” maquinas es imparable y que La Colmena, más pronto que tarde, será arrasada hasta los cimientos.

    Un día Madre, la consciencia central que administra La Colectividad con eficiente frialdad, despertó a Los Herederos de su sueño inducido, con el que trataban de preservar más tiempo sus cuerpos. Los convocados fueron arrastrándose lentamente desde sus cubículos hacia el Salón Central. Allí volvieron a ver, después de cientos de años, a Padre. Este se sentaba en un gran sillón central y miles de cables alimentaban su cabeza. Muchos cuchichearon, envidiosos de la increíble apariencia humana de su rostro. Un símbolo de su superior estatus sin duda. Para otros un derroche innecesario.

-Bienvenidos a todos hermanos- comenzó a decir el Patriarca.

-Muchos ignoráis, no sé si conscientemente, que la situación de nuestra especie es límite. Si no queréis abrir los ojos, no seré yo quien os obligue a ello. Sin embargo, sé que muchos otros de vosotros compartís mi preocupación: nuestras reservas de alimento están al borde del agotamiento. Madre intenta reciclar y sintetizar al máximo la producción pero esta está ya descendiendo de forma imparable. Esto provoca otro efecto más no deseado: El ejército de la Frontera disminuye porque no puede ser remplazado al no disponer de recursos suficientes. La situación es crítica y Madre está prolongando nuestros periodos de letargo cada vez más. Sin embargo Madre no nos ha despertado por eso.

Un rumor de preocupación creciente fue apoderándose de Los Herederos y por ende del Salón.

-Quiero que observen la pantalla central – pidió Padre.

 Una imagen se proyectó en una de las paredes de la inmensa sala abovedada. La imagen que apareció despertó gritos y exclamaciones entre algunos  Herederos. De aquellos, los que tenían boca, ni siquiera podían cerrarla.

Si pudierais estar allí lo que veríais sería un ser humano completamente desnudo tumbado sobre una mesa lejanamente parecida a una cama de hospital. El humano estaba muerto.

 Aquellos que gritaron y se frotaron los ojos incrédulos fueron los que se habían conectado a los Archivos de Madre y habían conseguido identificar la figura.

-          Efectivamente, es un humano, la esencia original de la que provenimos. Un ser con una composición 100% orgánica.

“No es posible” murmuraron muchos. Otros sencillamente frotaron nerviosos las manos intentando imaginar el incalculable valor de lo que estaban viendo y como podrían mejorar su cuerpo y cerebro si sintetizaban aquella figura. Incluso les sobraría para alimentarse por lo menos 500 años más.

-          Este ser sin vida fue encontrado por una unidad de exploración. Tuvo que ser atacado por alguna Maquina. De donde ha salido? ¿Cómo es posible? No lo sabemos, pero tal vez sea nuestra última esperanza. Sin logramos adivinar de dónde vino y si hay más como él, tenemos una última oportunidad de sobrevivir y ganar la guerra. Si hermanos, he dicho sobrevivir….

 

 

 


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