La primera vez... (III)

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-       Coño cuñada, lo tienes a pan y agua

Es una afirmación, así que nadie responde.

-       Mira, tal como se ha portado, te garantizo que esa polla y su amo aguantan tres polvos, a pesar de sus años.

-       Oye que lo de hoy ha estado muy bien, pero yo no estoy para esos trotes así por las buenas – dice Mercedes

-       Tú y cualquiera, todas queremos estar bien folladas, así que si no lo buscas o “te duele la cabeza” es tu problema, y lo digo porque lo que no tenga en casa y necesite lo irá a buscar fuera.

-       ¡Eh,eh, eh!, os recuerdo que estoy presente, parece que estéis en el club hablando de vuestras cosas –digo yo.

-       Bueno, es evidente que no estamos en el club pero sí, estamos hablando de nuestras cosas, y en el nuestras te incluyo, o ¡no quieres follar más?

-       ¡Por supuesto! – mi polla ya empieza a estar dura.

-       Tampoco lo digas así – es Mercedes, algo dolida, la que habla.

-       Cariño, no quería molestarte, pero sabes que siempre he querido follar más, lo que pasa es que tú…

Mi cuñada advierte que se va a poner la cosa tonta y decide actuar, así que me voltea y comienza a morrearme. ¡Joder! ¿es que no hace nada normalito? ¡toooodo lo hace bien!, mientras tanto veo su mano acudir a la entrepierna de Mercedes que abre las piernas para facilitar el trabajo.

Mi polla ya está acariciando la entrada de Lali, y apoyado en los codos utilizo mis manos para acariciar las maravillosas peras que tiene, aunque reconozco que esos pezones tan enormes…  (me gustan más los de Mercedes, chuiquititos tanto en alto como en ancho), lo que me alucina es que pueda tener las peras tan duras después de dar el pecho a dos criaturas.

Mercedes acerca su cara a las nuestras y nos besamos los tres, a mí, ver dos tías morreándose es que me pone a cien, y si sus pechos se tocan y acarician, a mil, así que estoy con la polla más tiesa que el asta de una bandera. Lali me la nota y con un movimiento rápido de su mano se la introduce en el coño.

-       Ya la tengo dentro – dice mirando a los ojos de Mercedes

Me parece que quiere calentarla para que desee un segundo orgasmo ¡qué bien! – y continúa su plática

-       ¡Qué bien!, la noto toda entera, me golpea al fondo como si quisiera taladrarme

-       A ti, a mí no me llega – se queja Mercedes

-       No te preocupes, ahora vas a saber lo que es tener la taladradora al fondo.

Y dicho esto se desembaraza de los dos y saca del bolso un consolador tremendo, medirá, al menos, 25 cm y bastante más grueso que mi polla, me acompleja…

-       Cielo, prepárate.

Le lame un ratito el chocho, cosa que yo aprovecho para embestirle por detrás.

-       ¡Déjate de chorradas y dedícate a ella! – me dice.

Trepo hasta ella y la inundo de besos y caricias, cuello, vientre, pechos, muslos, mi boca en un sitio y mis manos por todos lados (cuando me pongo soy como un pulpo), noto y veo cómo va siendo penetrada lentamente por ese pedazo de látex que la va a hacer gozar como una posea y me da envidia no tener la herramienta necesaria para ella.

-       Así, despacito –dice susurrando.

-       Cielo esto sólo es el principio, déjame que me lo ate y te haré gozar como nunca – habla como una gatita.

-       Pero despacio – suplica

-       ¡Oh, sí! Ahora despacio, pero espera, me pedirás más y más deprisa

-       ¡Lali por favor, no! – vuelve a suplicar

-       Tranquila, tú me guiarás – ahora le noto un deje de tigresa

-       Vale…

Ya tiene atado el aparato y monta a Mercedes como lo haría un tío, ver como una tía monta a otra como un tío no me gusta, pero sus pechos acariciándose sus lenguas rozándose y sus manos buscando el contacto del otro cuerpo sí, me gusta, así que me concentro en eso para no perder la fuerza en mi polla. Me voy al otro extremo de la cama y bocarriba la pongo en posición de penetrar a Lali, que se da cuenta e inicia el movimiento para acoplarse a mí.

-       Más adentro – dice Mercedes que ha notado que se le salía un poco.

-       Ves cielo como me lo ibas a pedir…

-       Así Lali, adentro, dale un poquito más.

Lali comienza una danza que yo jamás había visto. Es una artista. Veo su culo duro y bien formado y cómo entro y salgo de su vulva, acerco la mano y le acaricio el clítoris, parece que le gusta, el ritmo se acelera.

-       ¡Ooooh! Pedro, sigue así, ¡te voy a llenar de fluidos hasta el ano! – dice Lali

-       ¡Más! ¡más fuerte! ¡sigue Lali!

-       ¡Muérdeme las tetas! – exige Lali

-       ¡Nooo! No las chupes, ¡muérdemelas!

-       No puedo, me corro – dice Mercedes.

-       ¡Fuerte coño! Muérdeme los pezones y tira de ellos – las ganas que tengo yo de hacer eso pienso

-       ¡Dale lo que pide! – digo.

-       ¡Aaaaaaah! – se corre Mercedes e inmediatamente le muerde con rabia un pezón a Lali.

-       ¡Así! ¡ahora el otro! – los fluidos de Lali son tantos que mi polla parece que no está dentro, así que la cojo de las caderas y la aprieto con fuerza contra mí en un vaivén de locos.

-       ¡Así, cabrón!, ¡fóllame con fuerza, que pareces maricón!

-       ¡Zorra lujuriosa! ¡te vas a enterar! – y la subo y bajo con toda la fuerza de que soy capaz.

-       ¡Aaaaaaah! – es Mercedes otra vez, coño es la segunda vez en su vida que tiene dos orgasmos seguidos, me gusta.

-       ¡Toma cabrón! – es Lali que ha cambiado un poco su posición y ahora debe notar con más fuerza que está siendo penetrada.

-       ¡Ya, ya! – dice Mercedes suplicante.


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