Hasta pronto

Por
Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
1951 visitas

Marcar como relato favorito

Sentado en el borde de la cama, escucho una y otra vez nuestra pieza favorita. Apoyo las manos temblorosas sobre ella para poder levantarme, y arrastrando los pies me acerco al armario. Lo abro de par en par, lentamente; cierro los ojos humedecidos. La boca ya se va secando poco a poco, mis nervios nunca me abandonarán. Ya consigo apreciar tu aroma. Inspiro fuerte y lo mantengo, intento que perdure. No te marches, estás en mi interior una vez más. Me aproximo lo suficiente, hasta que siento el roce de los tejidos sobre mi piel desnuda, me estremezo, delirio inexplicable. Escucho el choque de las perchas entre sí, tu alma se desliza entre ellas y me conmueve una vez más, no se quiere despedir de mí. Pero no puede ser, he de seguir viviendo y las huestes adeptas a mis recuerdos han de marcharse inmediatamente. Latidos robados, solo hay eco en mi interior, corazón enlatado en tu destino.

Han transcurrido 4 años tristes, y yo te prometí amor eterno…, y ahora acepto abandonarte, soy un cobarde de espíritu desmadejado, porque las lágrimas se secaron en la desesperación más descarnada, despojado de lamentos. Como emplear la distancia como placebo, si existen momentos imborrables en mi memoria, aspiro a pocos más. Seguro, ya no habrá más amor declarado en el futuro. Y si no fuera así…, que nos deparará la eternidad.

Ahora en el centro de la habitación, te imagino, bellos erizados de acero delatan el deseo. Me inclino, clásico. Te ofrezco mi mano, y tú la tomas, entre luces tenues rodeado de farolillos de colores incandescentes. Miradas encontradas, lectura sincera, ruborizado y de voz desafinada como entonces. Aún permanecen las huellas del primer beso. Tu nombre bordado sobre mi pecho, palpita rápido por tu cercana presencia. Me espera un largo camino en el desierto, pero no le otorgo importancia, aguardaré entre reminiscencias evocadas por los suspiros. Espérame con el vestido blanco del primer día, cuando nuestrasarrugas hayan desaparecido y la imagen perpetua que proyectemos sea la de nuestro anhelo.

Ahora abandono el escenario de nuestros días para postergar el sufrimiento, necesito no consumirme en soledad. Por ahora, es una despedida. Pero antes…

Te invito a un último baile.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed