Rohir (Sexta Parte)

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¡Era el cielo más azul que hubiera visto nunca!.En el horizonte se recortaban, como perlas blancas, los picos nevados de las montañas que había más allá de Valle.El aire era limpio y la brisa cálida. Rohir se reincorporó restregándose los ojos. Estaba en medio de un campo de espigas. Un camino se abría paso entre ellas y ascendía una loma.En lo alto de esta había un molino cuyas aspas giraban perezosas.Rohir no pudo reprimir una carcajada de júbilo! Era el molino de su padre!¡Pero no podía ser!¡Se vino abajo durante aquel incendio!El era apenas un niño… Sin embargo,el molino estaba allí, intacto…

Las sensibles orejas del ratón captaron unas risas en la lejanía. Rohir abrió los ojos de par en par sorprendido: aquella voz…

-¡Hermana! ¡Hermana! ¿Dónde estás? – grito girándose en derredor con lágrimas en los ojos.

-¡Hermana!

De repente despertó. En la madriguera la oscuridad era casi absoluta salvo por unos rescoldos que palpitaban en el centro de la cueva.Un olor terrible a humedad lo invadía todo.Estaba bocabajo,atado de pies y manos.Pudo comprobar,girando con cuidado la dolorida cabeza,  que en la cueva no había nadie.O eso creía:

-¿Estabas soñando? – dijo una vocecita.

Rohir dio un respingo.¿De dónde venía aquella voz?

-Yo creo que si. Primero has empezado a reír como un loco, y después llorabas..

-¿Quién..quién eres? – dijo Rohir sin ver a nadie más.

-Estoy aquí- y de una sombra de la pared surgió una criatura pequeñita, cubierta completamente de pelaje marrón y dos pequeños colmillitos.

-¿Cómo te llamas? – pregunto (lo que quiera que fuese)

-Soy Rohir.. ¿y tú? – respondió en susurros.

-¿yo? Difícil pregunta.Mi madre tuvo quinientos veinticuatro hijos. Como entenderás, por muy original que seas , llega un momento que te quedas sin más nombres que poner.A sí que no tengo.Llamame Uno.

-¿Uno?

-Sí, Uno que pasaba por aquí. – y la criatura se echó a reir.

  El raton no le encontró la gracia por ningún lado.

-¡Ayúdame por favor! Muerde las cuerdas..

Uno puso cara de disgusto.

-No puedo hacer eso. Ella sabrá que hay alguien más aquí y me buscará.Lo siento.Ademas, no entra en mi política el interferir en el ciclo natural de las cosas que comen y las que son comidas.

Rohir miro muy enfadado a la criatura:

-Entonces vete. Si te encuentra aquí serás parte los que somos comidos.

Con una sonrisa de oreja a oreja Uno dio unas palmaditas en la cabeza del ratón.

-Está bien que no haya mal entendidos.No es nada personal. Además rara vez se encuentra un ratón con el que puedas tener una agradable conversación.Por lo general cuando entráis aquí babeáis y empezáis a obedecerla como hipnotizados.Es lo que yo llamo el miedo del raton.

¿Miedo del ratón? Pensó Rohir. ¡Claro, eso es lo que le pasa a Lizzy! .Entonces recordó una conversación con su padre cuando era pequeño donde le hablo sobre el terrible influjo que ejercían algunos depredadores sobre sus presas.Hasta tal punto llegaba , que estas comenzaban a sentir no solo sumisión, sino incluso cariño y lealtad absoluta por su captor.

 *******

Fuera de la madriguera, con las primeras luces del amanecer, el aire era frio y húmedo.El bosque guardaba silencio, como esperando algo.Ni una sola criatura se removía bajo aquel cielo gris plomizo.Todas parecían contener la respiración.

Mesalina y Reor contemplaron la entrada de la cueva con inquietud.El joven ratón temblaba de pies a cabeza.Aquel temblor que sentía surgía de su interior como un cuchillo lacerante.

-¡Vamos! – dijo Mesalina con resolución.

-¡No! ¡No podemos entrar así como así!!iremos directos a su estómago! – le agarro por el brazo Reor.

-¿Y qué propones?¿Quedarnos aquí sin mas?

El ratoncito se rasco pensativo.Miles de ideas corrían de aquí para allá por su cabeza.Por casualidad su vista se detuvo en el mapa que llevaba en el cinturón.Lo desplegó y su cara se ilumino.

-¡Mira Mesalina! ¡Hay otra entrada! –exclamo señalando un punto en el mapa donde ponía Entrada más pequeña del viejo Topo,  a menos que seas la zorra , mejor entrar por aquí

La ratona arrebato el mapa a su compañero y miro la entrada de la cueva y a la vez el pergamino.

-Allí es, a la izquierda.Sobre esa roca llena de musgo. –señalo.

Los dos ratones se desplazaron con sigilo hasta la roca, treparon y se escabulleron por la pequeña abertura que había en la pared terrosa.

****

La majestuosa silueta de la zorra volvió al cubil. Rohir,haciéndose el dormido, la contemplo avanzar con parsimonia hasta que se tumbó sobre su camastro de hojas de pino.

La pequeña criatura llamada Uno desapareció al instante. Al poco rato entro Lizzy cargada de plantas y frutos del bosque que empezó a apilar en el centro de la cueva.

-Date prisa querida.Me gustaría comerte antes del mediodía- ordeno indolente Metzacal.

Estirandose cansada, la raposa se acercó hasta donde yacía Rohir.Le dio la vuelta con su zarpa velluda.

-Despierta pequeño héroe.No quiero que te pierdas el festin.

Como un rayo el ratón se revolvió e hinco sus dientes en la pata de Metzacal. Esta aulló dolorida  y golpeo al ratoncito el cual salió rodando.

-Maldito gusano- exclamo llena de rabia Metzacal.- tu muerte va a ser lenta y dolorosa.Pero antes te haré ver cómo le quito la piel a esta jovencita y me la saboreo lentamente.

Lizzy contemplaba la escena rígida como un palo.El ratón, luchando por no perder la consciencia chillo:

-No te saldrás con la tuya zorra.Una partida de fronteros nos estará buscando ya..y cuando te den caza ..serás historia. Tú cabeza colgara de nuestros muros..

-¡Calla! –y aplasto la cabeza del ratoncito con su enorme garra

Rohir se asfixiaba mientras sentía la enorme presión de la zarpa.Pareciera que la caverna entera se estuviese cayendo sobre su cabeza.Metzacal apretaba con rabia.En el último momento, cuando pensó que iba a exhalar el último aliento, esta le libero.

-¿Qué demonios? – dijo la zorra levantando las orejas- ¡Alguien más ha entrado en la cueva.!!He oído un grito!.Vete a ver querida si tenemos un nuevo invitado.

 ******

 

Reor iluminaba con un candil el fondo de un profundo agujero.

-¡Mesalina! – grito entre toses.

En lo más hondo, remolinos de polvo se agitaban impidiendo ver nada. Solo hacia un momento que ambos ratones andaban cautelosamente por la galería del topo cuando repentinamente hubo un tremendo estruendo y el suelo se abrió a sus pies engullendo a la ratoncita.Parte de la galería se había venido abajo y la salida había quedado anegada de piedras y lodo.

-¡Estoy aquí! ¡Estoy bien! – respondió desde abajo la ratoncita.

-¡Santa Ratona! ¡Gracias! –murmuro para sí Reor.

-No puedo salir de aquí – se lamentó Mesalina – Las paredes están resbaladizas.

-¿Qué hago?- pensó desesperado el ratón

Ilumino el camino que le internaba en lo más profundo de la galería y solo vio raíces y pequeños hongos.

-Mesalina.Voy a buscar algo con lo que sacarte de ahí. Tú tranquila

-Está bien, pero ten cuidado.

Con un irrefrenable temblor en las patas , el joven ratón inicio su andadura perdiéndose en la oscuridad del fondo. Mesalina, desde abajo, vio como el resplandor del candil fue apagándose según se alejaba. Finalmente se quedó sola y completamente a oscuras.


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