Mano Negra. - Capítulo 12

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Eddie entró en la casa y se sentó en la sala de espera. Miles de pensamientos y sensaciones le pasaban en ese mismo instante por su cabeza, justo cuando oyó...
- ¡Siguiente!

Eddie entró en la consulta y se sentó en una de las sillas.
- Bienvenido a mi consulta,-dijo el doctor-. ¿Cómo se llama?
- Mi nombre es Eric.
- Bien Eric, ¿qué le ocurre?
- Verá, es que desde hace un par de años estoy apuntado en un gimnasio y oí a uno de los que está allí de unas proteínas muy buenas que te ayudaban a inflarte los músculos. Le pregunté, me compré las proteinas y ahora estoy enganchado, no puedo parar de tomarlas para estar más fuerte de lo que estoy. He ido al médico y me ha dicho que las deje de tomar pero es que mi cuerpo las necesita.

- No se preocupe Eric, aquí estoy para ayudarle. Verá, ¿a intentado dejarlo?
- Innumerables veces.
- Póngame un ejemplo de cómo lo ha intentado dejar.
- Pues no tomándome más.
- Sabía que me diría eso; comete usted un error. Si el cuerpo está acostumbrado a un cierto tipo de proteína, no puede dejar de tomarlo tan radicalmente, porque así lo que le ocurrirá es que llegue a enfermar. 
- ¿De veras? 
- Sí. Ocurre igual que con el tabaco. ¿Usted fuma?

- No, nunca lo he probado.
- Yo por desgracia sí, y gracias a Dios lo pude dejar.
- ¿Puedo preguntarle cómo?
- Por supuesto, a eso iba. Lo que hice fue seguir tomando pero en menor cantidad hasta que ya dejé de fumar.
- Claro, eso es lo que voy a hacer a partir de ahora.
Justo en mitad de la frase, sonó el móvil del doctor.
- Disculpe Eric, tengo que cogerlo.
- No se preocupe.

Eddie observó al doctor con detenimiento y lo miraba como si estuviera haciéndole una radiografía. Sin embargo, lo que más le interesaba era la conversación por el móvil.
- ¿Sí?-contestó el doctor-. ¡Cuánto tiempo sin saber nada de ti! ¿Cómo te va todo Will? Me alegro mucho. 
En ese momento se dio cuenta de que "Eric" seguía en la consulta.
- Will, espera un momento que estoy en la consulta, salgo de aquí y seguimos hablando.
Y dirigiéndose a Eddie le dijo:
- Eric, ahora vengo. Le atenderá mi asistente en un momento.

Eddie hizo un gesto con la cabeza en señal de que no tenía importancia el que se retirara de la habitación. Giró su cabeza para verlo marchar y lo último que pudo escuchar con voz lejana de la conversación fué...
- Ya está. Ahora cuéntame cómo te va por...

Eddie hizo un gesto con la cabeza en señal de que no tenía importancia el que se retirara de la habitación. Giró su cabeza para verlo marchar y lo último que pudo escuchar con voz lejana de la conversación fué...
- Ya está. Ahora cuéntame cómo te va por...

- Disculpe la tardanza, me llamo Louis y soy el asistente del doctor Mcwire,-comentó Louis todavía detrás de Eddie-.

- Encantado, me llamo Eric.
- Mucho gusto Eric. ¿El perro que está afuera es suyo?
- Sí, espero que no haya ningún problema.
- No se preocupe, los perros son unos animales estupendos. Perdone que le pregunte, ¿cómo se llama?
- Blake.
- Bonito nombre, me gusta.
- ¿Tiene usted alguno Louis?
- Me temo que no. Mi esposa les tiene pavor.
- ¿Usted también es psicólogo?
- Claro, por cierto, ¿qué le ha traído por aquí?

- Un maldito enganche a unas proteínas que hay para incharte los músculos.
- ¿Le ha comentado el doctor el tratamiento que debe seguir?
- Sí, pero no me ha recetado nada.
- Bien, pues le recomiendo que la dosis diaria que toma la rebaje un cuarto y permanezca así durante una semana. Luego, venga aquí y comentaremos cómo le ha ido. ¿De acuerdo?
- Está bien. ¿Cuánto cuesta la consulta?
- La primera es gratuita. La de la semana que viene ya tendrá que pagarla. 
- ¿Y de cuánto dinero se trata?
- 250$

La cara de Eddie se descompuso y Louis, al notársela intervino.
- Cambie la cara, es por su bien y todo dinero que haya que pagar por su recuperación está bien invertido.
- Supongo que sí.
- La cita para la semana que viene, ¿se la pongo tal día como hoy a la misma hora?
- De acuerdo.

Ambos se levantaron y ya de pie finalizaron la consulta.
- Bueno Eric, le deseo mucha suerte durante esta semana. 
- Muchas gracias. Nos vemos la semana que viene.
- Hasta pronto.

Eddie caminó hacia la puerta de la salida y Louis vio cómo salía de la habitación y conforme se alejaba su cara se iba cambiando.

Finalmente, Louis mostró su verdadera cara de pocos amigos.
- Aquí hay algo que me mosquea bastante... Este tío me da mala espina. Voy a seguirlo

Mientras tanto, en el exterior estaba Eddie con Blake.
- Muchacho, ya estamos listos. ¿Nos vamos a casa?
- Gufff, guufff.

Tras alejarse un poco de la casa, Louis salió de ella y comenzó la persecución.

Poco a poco iba recorriéndose el barrio rico y con dirección hacia el puente.

Tras pederlo de vista en un par de ocasiones, logró encontrarlo de nuevo cerca de un parquecito. "Eric" como Louis creía que se llamaba, avanzaba con Blake sin notar la presencia del "asistente personal" del doctor.

Eddie dió la vuelta a la esquina y en ese momento comenzó a caminar hasta dicha esquina pero justo en ese momento ocurrió algo que lo sacó de sus casillas...
- ¡Sorpresa!
Apareció de repente Will por la misma esquina por donde había pasado hacía escasos segundos Eddie.

¿Qué hacía Will aquí? ¿Se quedaría definitivamente aquí o tendría que volver a Madrid? 


CONTINUARÁ...

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