REGRESIÓN A LA INFANCIA

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                                  REGRESIÓN ALA INFANCIA

                                                                                                   

                     Era un día de sol resplandeciente, jugaban entre jubilosa algarabía dos muchachos con otros compañeros, como si un Mundial estuviera en juego, con un balón más grande que el sol entre sus pies, como si el mismo Zeus se lo hubiera concedido para entretenerse y hacer gala de sus dotes futbolísticas.

                    Estos se encontraban en un campo de fútbol infinito y rutilante formado por la carretera, las aceras eran las limitaciones del campo por las bandas, las piedras donde se colocaban las ropas de las que se iban desprendiendo a lo largo de los encuentros hacían de porterías, encuadrado todo esto en una calle pequeña y sombría. Entre ellos se abrazaban cada vez que conseguía un gol su equipo, corrían todos detrás del balón sin orden ni concierto, miraban a sus contrincantes desafiantes, seguían con el interés de una final cada jugada entre olor a ropa sudada, reían y gritaban con la consecución de la victoria final si esta se producía y si no quedaban disgustados y abatidos. Así los partidos se sucedían con frecuencia. 

                    Era un día de esos que el viento susurraba a su paso y las estrellas, dejándose ver, refulgían con gran intensidad. Luis a su paso por las zonas de tránsito de la juventud, de la que empezaba a alejarse con sus treinta y pocos años, queda pensativo sobre qué hacer, consulta el reloj y observa que el reloj señala la una y media, recuerda es Viernes y que en estos días se festejaban las fiestas del municipio, como cada Agosto por estas fechas, que es cuando esto sucede. Aunque en un principio decide retornar a su hogar, todas estas circunstancias le habían hecho cambiar de parecer. Se adentró en uno de los bares y se tomó una cerveza helada. Al poco tiempo se encontró allí con un viejo amigo de la infancia, que se aproximó:

-¿qué tal Luis?. Cuanto tiempo sin verte.

 

                       Luis se vio envuelto en un torbellino de preguntas por parte de Iván. Pronto Iván se puso a rememorar viejas historias de sus andanzas. Alejándose de la multitud se fueron a sentar en una mesa apartada que parecía favorecer una intimidad pretendida. Iván aparentemente más contento por la presencia de Luis que viceversa, no tardaría en comentarle que buenos éramos jugando al futbito, aquellos pases que nos dábamos, esos regates, aquellos goles, aquellas victorias.... Mientras Iván le comentaba emocionado y esperando despertar el interés de su viejo amigo, Luis parecía reacio a participar en cuanto escuchaba, sin ser demasiado consciente de ello pues estaba cansado, y esto le confería una cierta sobriedad. Después de un tiempo, Luis disculpándose por no poder atenderlo con más interés y más tiempo emprendió el camino a casa. Una vez llegado a casa se vio sumergido en un sueño pesado en el que alguien le decía:¡pero pásame el balón!, ¡Por favor devuélveme mi infancia!. 

               

                

                  

                                                 FIN

 

     

                             

                            

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                            


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