¿Quién había allí?

Él me miró algo asustado, pretendiendo explicarme la situación igual que cuando intentas explicar a un niño que su mascota ha muerto.

- ¿Recuerdas que me contaste un día que cuando eras pequeña te arropaban en la cama? -dijo finalmente muy despacio- ¿Y cuando me dijiste que te preparaban el desayuno todas las mañanas y te cortaban el pelo un sábado cada tres semanas? Dime... ¿quién lo hacía?

Al escuchar esa última pregunta una angustia repentina ahogó mis palabras.

- Era una casa muy grande... Una de esas casas donde viviría una familia muy numerosa, pero estabas tú sola. ¿Dónde habían ido los demás? 

- Yo... -intenté justificarme- yo... ¿Cómo he podido olvidarlo?

Él me miró durante un largo rato mientras yo lloraba.

- No te preguntes cómo, pregúntate quién hizo que lo olvidaras.

En ese preciso instante me di cuenta de lo que estaba ocurriendo. Sólo una persona era capaz de hacer desaparecer a toda mi familia sin que yo me diera cuenta. Únicamente ella era capaz de hacerme olvidar incluso que alguna vez hubieran existido para mí. 

Y esa única persona, que me había atormentado desde que nací, era yo misma.