Nueva experiencia

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Aún no sé como, pero después de varias conversaciones con indirectas logré convencer a mi pareja de hacer algo nuevo y excitante, tener una experiencia swinger.

Después de una larga búsqueda, encontramos en las redes sociales a una pareja que buscaba lo mismo, con la diferencia que ya tenían experiencia en el tema. Intercambiamos fotos, conversamos y por fin acordamos el encuentro en un lugar neutro para ver como se daban las cosas.

Antes del encuentro conversamos respecto a cuales serian nuestros límites y acordamos que por ser nuestra primera vez no tendríamos sexo con la otra pareja, pero que cualquier juego y  coqueteo estaría permitido. Solamente pensar en la situación me ponía caliente y duro, creo que a mi señora le pasaba lo mismo.

Llegó el gran día ambos nos preparamos, ella lucía hermosa con su minifalda favorita y elegía su lencería más sensual, yo con un calor interior incontenible no aguantaba las ganas de hacerlo con mi señora, pero estábamos con poco tiempo y preferí esperar lo que se venía. El celular sonó y eran ellos consultando por las coordenadas del lugar de encuentro, al minuto llegamos y en cuanto nos vimos con la otra pareja supimos que habíamos hecho una buena elección. Nos presentamos y juntos fuimos a buscar una mesa para servirnos algo. Conversábamos de pareja a pareja para conocernos y al poco rato ya cruzábamos miradas con deseo de algo más. Sin pensarlo mucho Tamara se sienta junto a mí mientras Julio hace lo mismo al lado de mi señora, así comenzaba el juego de seducción, pude apreciar de cerca los atributos de Tamara, su escote dejaba ver un poco de sus tiernos senos que no traían sostén lo que me excitó bastante. La conversación se ponía cada vez más caliente y el acento venezolano de Tamara despertaba mis deseos carnales más ocultos y comencé a sentir como mi pene se endurecía hasta el máximo y comenzaba a palpitar como si tuviera vida propia. Algo había que hacer para saciar la calentura que sentía entre mis piernas, miré a mi señora y al verla note también su excitación, entonces propuse que nos fuéramos a mi casa que estaba cerca, la respuesta fue un sí inmediato, terminamos nuestros tragos y nos fuimos.

Camino a casa mi señora notó mi pene erecto y para dejarme mas caliente bajo el cierre de mi pantalón, saco mi pene lo coloco en su boca y empezó a chupar como ella bien lo sabe hacer.

Llegamos a casa nos acomodamos y serví algo para beber, las ansias de hacer algo nuevo me tenían nervioso y excitado, entre conversaciones y miradas empiezo a notar que Tamara y mi señora se empiezan a mirar diferente, coquetean, se acarician y esto me sorprende y calienta a la vez. Yo sabía que Tamara era bisexual y también sabía que mi señora nunca había pensado estar con otra mujer, pero ya que estábamos experimentando cualquier cosa podría pasar. Comenzamos a jugar el típico juego de penitencias, nos pasábamos un papel de boca en boca y abrazados con quien uno quisiera, así podía sentir mucho más cerca el cuerpo de Tamara y hacer sentir mi erección en su entrepierna a lo que ella respondía con un leve quejido. La persona que botaba el papel tenía que hacer una penitencia que cada vez iban calentándonos un poco más,  le tocó a mi señora y decidimos que nos deleitará con un baile sensual. Ella comenzó a bailar, a esa altura por su mirada noté que estaba caliente y algo pasada de copas,  nos calienta a todos quitándose su sostén, me montó y aproveche a devorar con pasión sus suaves senos besándolos, succionándolos y mordiendo suavemente sus pezones que ya estaban duros, luego para sorpresa mía se va donde  Julio quien acaricia  sus senos y besa sus pezones mientras sus manos recorren completamente el cuerpo de mi señora. Esto me causo un poco de celos, pero era parte del trato previamente acordado. Terminó con Julio y se dirige donde Tamara quien se veía muy sensual y entregada a la situación, ella estaba disfrutando la situación, se ponen de pie en el centro y Tamara comienza a disfrutar los senos de mi mujer y a besarla con pasión, yo no podía creer lo que estaba viendo y me puse muy caliente y no pude evitar comenzar a masturbarme suavemente bajo el pantalón, yo quería entrar en el juego inmediatamente pero me calmé y seguí disfrutando el show. En un segundo ambas quedaron con sus torsos desnudos, frotaban sus senos y seguían besándose, Tamara recorría el cuerpo de mi mujer hasta que metió suavemente su mano debajo de la minifalda de mi mujer y le quita lentamente su ropa interior para luego comenzar a tocar y estimular su acalorada entrepierna, se veían entregadas a la pasión y mi señora me calentaba cada vez más con sus sensuales gemidos que me volvían loco, cada vez gemía más hasta que no aguantó más y se corrió en frente de todos ver sus espasmos y debilidad en las piernas casi me hicieron eyacular. Después de esto Tamara desabrocho el pantalón de Julio y se la empezó chupar suavemente, mi señora vino donde mi y antes que llegara yo ya había sacado mi duro y mojado miembro de su prisión para que fuera devorado por mi señora. Increíble era la sensación de placer, su lengua en mi glande y sus succiones me acercaban rápidamente a correrme en su boca (cosa que me tenían prohibido), después de un rato abro los ojos y observo como Tamara comienza a montar a Julio, estaban muy calientes al igual que nosotros, le digo a mi señora que haga lo mismo y ella muy obediente acomoda mi pene y lo sumerge en su rica y mojada conchita, por fin podía estar dentro disfrutando de su humedad y calidez, era un alivio poder embestir con fuerza y desenfreno mi pene completo, su culo golpeaba mis piernas produciendo un rico aplauso, ellos escucharon y nos comenzaron a mirar sin interrumpir su desenfrenado ritmo, los quejidos eran la canción que acompañaba este calido encuentro, el ritmo era cada vez más rápido mi señora y Tamara gemían como locas, ya se acercaba lo que desde un principio quería, poder explotar y dar alivio a este intenso calor interior. Cuando empiezo a sentir que mi señora ya estaba llegando al clímax comienzo a embestir muy rápidamente y con fuerza como a ella le gusta, como si se fuera a acabar el mundo, ella grita de placer al mismo tiempo en que yo comienzo a  derramar toda mi energía acumulada dentro de ella, no paraba de eyacular y sentir placer en un éxtasis interminable, fue una corrida inolvidable tan solo recordarlo me hace volver a colocarme duro y con ganas de penetrar a mi mujer. Después de ese mágico momento ya no escuchaba los gemidos de Tamara y entonces me di cuenta que ellos habían terminado casi al mismo tiempo.

Fue una muy buena iniciación en el mundo algo oculto del swinger, diversión de adultos que ambos sabíamos que solo era el comienzo de un sin fin de nuevas experiencias. 


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