Querida Mía...

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Querida mía, el tenerte aquí, bajo mi poder, el tenerte atemorizada crea en mí una infinidad de  sensaciones que sobrepasan toda fantasía que pude haber tenido en un principio.

No tienes que asustarte. Sabes lo que pasara, así que ¿para qué temer?

Deja que mis besos te hagan olvidar tu miedo, deja que nuestras lenguas dancen una junto a la otra.

Poco a poco tu rigidez se va desvaneciendo, siento en tu respiración el éxtasis del momento. Mis manos poco a poco recorren tu cuerpo que aun se resiste al mío

¿Qué pasa querida mía? ¿Acaso el miedo te impide sentir lo que yo siento? ¿Acaso desconfías de la inocencia de mis caricias?

No debes temer, mis manos no atacan tu cuerpo como lo haría una bestia. No, lo exploran, me dejan seducir tu cuerpo, me dejan dominar lo más profundo de tu esencia.

¡Ya no te resistes a mis manos!, por fin has comprendido que lo que hare es una obra de arte en movimiento, algo efímero y a la vez eterno, deja que te susurre aquello que tanto quieres oír, pero que a la vez ocultas dentro de tu moralidad.

Querida mía, deja de ocultar la perfección tras ese capullo de ropas, déjame explorar aquella magnificencia que se esconde tras una fachada de pureza y muéstrame aquel ser que se esconde bajo una máscara de temor.

Tus besos se empiezan a sincerar, pero aun así siguen ocultando aquello que tanto sabemos que quieres dejar a la luz. Mis caricias ahora son correspondidas con una dulzura que solo es el prologo del deseo.

Querida mía, ahora eres tu quien me despoja de mis atavíos; Aquello que se ocultaba en el mar de la juventud por fin es revelado.

El deseo empieza a expandirse,  toda esa inocencia empieza a ser solo una sombra del pasado. La sensualidad de tus movimientos la remplaza y quieres demostrármelo.

No quieres esperar más, aunque yo quiero observar como aquella llama de pureza se apaga !quiero ver como se apaga ante mí!.

La sensualidad de tus besos, el frenetismo de tus caricias, y el deseo de tu cuerpo, me hacen ser consciente de lo que tanto anhelabas se está cumpliendo; el revelar aquella persona que dormía, esperando pacientemente a que unos labios la despertaran de su profundo sueño.

Ahora soy yo el que no se resiste ante el ser que ha despertado. ¡Esa Pasión, ese deseo! Mi alma se funde con la tuya en un plácido momento donde puedo observar como aquella llama de pureza por fin se ha apagado.

Querida mía, ahora que descansas en mis brazos, ahora que veo tus ojos cerrados y siento tu respiración nuevamente tranquila, me doy cuenta de que; esos ojos, esa respiración, esa esencia que yo tanto anhele, se ha apagado junto con tu inocencia y ahora aquel ser que se encuentra a mi lado, es uno diferente del que hacía unos momentos yo me había mezclado.

 

 

 


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