CON PEDRO Y LAS PAISAS PAULA Y CAROLINA PARTE 2/3

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En el lugar oscuro que habíamos preparado, la besé bruscamente a lo que ella accedió y respondió con una serie de rasguños en mi espalda dejándose llevar por la lujuria. Acaricié sus tetas alejándome de ella, y sin pedir permiso pero con su autorización implícita quité su brasier y mamé de sus tetas que para entonces me tenían a full. Ella gimió varias veces entre lo sensual y lo perra, pero tuvimos que detener todo cuando la voz de Carolina dijo que el tiempo había pasado; sin embargo, Paula y yo decidimos no jugar más para dedicarnos a lo nuestro.

Regresamos a la habitación y mientras continuábamos con nuestra actividad vimos como en seguida nuestro Pedro y Carolina iniciaban del mismo modo su juego sexual.

Con Paula la cosa avanzaba lujuriosamente, iban y venían besos, gemidos, caricias a veces fuertes y a veces delicadas, penetraciones de dedo en su cuquita bastante húmeda para entonces, orales excelentemente dados por la chica y algún tirón de pelo acompañado de otros aruñones en mi espalda eran parte del cóctel de maravillas que sucedían.

Pedro y Carolina por su parte eran algo más salidos de la realidad en la que estábamos, jugaban al rol de ejecutivo y secretaria, Carolina tomaba un dictado en las piernas de mi amigo y en vez de digitar en la computadora, introducía sus dedos en su conchita produciéndose placer y siendo penetrada por detrás por Pedro.

No aguantamos más con Paula, empecé una penetración rítmica a baja velocidad primero en la posición normal de misionero, cosa que se cambiaba de vez en cuando para una penetración anal en pose de perrito.

Pedro por su parte clavaba a Carolina conduras envestidas por el culo que a ella ni la inmutaban, parecía estar acostumbrada al sexo anal y no hacía gesto alguno de dolor.

Me detuve para echarle una última tanda de lengua a mi descontrolada paisa en su vagina, cosa que la hizo correr de pronto y en mi boca inesperadamente. Así que, como aún no había llegado a mi eyaculación, la tomé del pelo y la insté a practicarme una mamada brutal como las que antes me había hecho, lo hacía con propiedad, sin asco, gustosa, excitada y complacida hasta que terminé por correrme en su boca; fue mucho, tragó una parte y la otra la absorbió con su lengua de sus labios.

Pedro mientras tanto continuaba metiéndoselo a la rubia por detrás y como nosotros habíamos terminado ya recostados observamos el final de todo. Fue algo bestial, la mujer se vino gloriosamente en el suelo casi al mismo tiempo que Pedro en su ano, ambos gritaron locamente y se dejaron caer sobre la cama a nuestro lado.

Proseguimos con el juego pero con un final distinto que te invito a leer en la tercera parte de este relato ¡Espérala!


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