El forastero y Roger

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A un lejano pueblo llego un día Roger. Su casa había sido destruida por un incendio así como muchas otras donde vivía, no tenía familia.

Llevaba consigo sus animales, ovejas, vacas, gallinas y dos perros y mucho dinero. Pero no llevaba alimentos. Así que paso casa por casa pidiendo ayuda pero nadie le creía pues vestía como indigente y se veía mal. Su dinero no lo quería gastar pues pretendía irse a otro pueblo si no conseguía ayuda, además no quería comer sin que sus animales recibieran algo también.

Un día llego otro forastero algo extraño pero este no llevaba nada, al contrario vestía bien pero en vez de pedirle ayuda a Roger que había llegado al pueblo antes le regaño: tú no deberías andar con todos tus animales de pueblo en pueblo, así como vas se te morirán todos. Pero el otro lo ignoró, creyendo que se había vuelto loco; Roger seguía buscando alojamiento y comida pero no encontraba. No teniendo otra solución y después de haber perdido la mitad de su rebaño decidió gastar una parte de su dinero y pagarle a alguien para que se llevara parte lo que le quedaba de su rebaño. Le dolió pero lo tuvo que hacer, con la esperanza de recuperarlos. Se corrió el rumor entonces de que el forastero mal vestido vendía sus animales, o más bien pagaba para que se los compraran. Llegó donde Roger aquel forastero bien vestido que le ofreció un trato: si me regalas tus vacas mañana al amanecer tendrás un techo donde vivir y tus perros y gallinas tendrán agua y comida.

-        ¿Estás loco?, mis animales son lo único que tengo, no me desharía tan fácilmente de ellos, además no tienes con que alimentarlos – replicó Roger

-        Bien, entonces mañana en la mañana lo que te queda de ovejas amanecerán muertas pues vendrá un puma y las devorará.- dijo calmadamente el forastero y se fue.

Roger no le creyó al forastero pero le dio miedo así que mantuvo sus animales juntos en la noche con la intención de vigilar que no se cumpliera la amenaza del forastero. Sin embargo, el sueño lo invadió y al despertar no encontró a sus ovejas. Lo que dijo el forastero se había cumplido al pie de la letra pues sus ovejas no estaban y había huellas de puma en la tierra.

Muy triste por lo que había sucedido una vez más salió a mendigar por ayuda pero nadie lo escuchó. Bajo la lluvia y no teniendo a donde ir volvió al lugar donde había alojado la noche anterior. Regresó con un pedazo de pan que consiguió a la mala y se los dio a sus perros y esperó por mejor suerte al siguiente día.

De nuevo fue a visitarlo el forastero proponiéndole que le regalara sus gallinas de lo contrario vendría una tormenta y estas se ahogarían. De nuevo se negó Roger y de nuevo perdió la apuesta.

Amargado, enojado e irritado por su mala suerte decidió ponerle fin al tema. No volvería a perder animales y tampoco cedería ante el forastero. Decidió entonces a duras penas cambiar sus vacas por alimento para sus perros y para él. Compro ropa con el dinero que tenía guardado y una casa para vivir. Contrato a un sirviente y le ordenó estrictamente que cuidara a sus perros pues de lo contrario él sufriría las consecuencias si pasaba algo.

Preguntó casa por casa hasta encontrar al forastero y le fue a reclamar por lo sucedido, este otro apenas lo reconoció debido a su aspecto renovado y su actitud, aun así le dijo: pues me parece bien lo que has hecho y aunque no te guste oírlo si no fuera por mí no te hubieras hecho cargo de ti mismo ni de tus perros, ya has aprendido la lección, espero. Jamás seas tacaño con tu dinero ni aunque sea para ti mismo, casi te matas por mezquino y casi matas a todos tus animales…

El otro forastero mas indignado aún por lo que estaba escuchando le quiso dar un puñetazo pero no pudo, el otro forastero lo detuvo y no fue agresivo con él.

-        Cálmate por favor, y déjame terminar, sé que no me comprendes ahora pero más adelante lo harás, solo vete a tu casa y aprecia lo que tienes, repito no seas mezquino, de lo contrario volverás a verme pues soy tu ángel guardián y tengo que salvarte no solo de los demás peligros del mundo sino de ti mismo. Y dicho esto desapareció.

Al volver a la casa Roger esperaba ver otro acto de magia y encontrarse a sus animales ahí pero vio solo a sus perros y a su nuevo sirviente en su nuevo hogar.

Se sintió muy mal por haber sido tan egoísta y de ahí en adelante comenzó a ser más consciente de sus acciones.


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