Anécdota crucial

No se lo deseo ni a mi peor enemigo.

Era muy temprano del lunes próximo pasado, me incorporaba con mi auto a una avenida con algo de tráfico, recuerdo haber volteado a mi izquierda para ver si podía hacerlo y solo vi a lo lejos un autobús urbano así que con calma me incorpore, al cabo de unos segundos un automóvil se me emparejo por mi lado izquierdo descontrolado y rechinando llantas, por poco golpea al mío y el piloto haciéndome señales que me parara y sonando su claxon, como no le hice caso se me adelanto y disminuyo su velocidad, comencé a sentir miedo pues me acompañaba mi nieto de seis años, a quien llevaba al colegio y ya iba el asustado, como pude acelere y lo rebase por la izquierda, me siguió echándome su auto como para que yo tuviera un accidente y así y en varias ocasiones esquivándolo peligrosamente logre escaparme por otra avenida, hasta que por fin y más adelante me lo encontré de frente, había invadido el sentido contrario y detuve mi auto, baje bastante nervioso y asustado, la gente ya comenzaba a juntarse, el bajo de su auto y ya venía dispuesto a todo y  lanzándome una sarta de maldiciones, llego el momento en que ya estábamos nariz con nariz, le pregunte que porque me hacia eso y solo seguía maldiciéndome, pero al ver a mi nieto asustado, bajo el tono de su voz y se fue retirando lentamente, lanzándome majaderías, la verdad estuve muy cerca de ser golpeado o ser golpeado mi auto por un endemoniado que no sé de donde saco que yo me le atravesé, más bien el rebaso a aquel autobús urbano a alta velocidad y al descubrirme le costó trabajo controlarse, me culpo de su estupidez y casi me infarto por el susto que me origino esta persecución de película.