A escondidas con mi profesora (2)

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Aún recuerdo aquel encuentro con ella, aquella noche que se me hizo tan corta y que repetiría una y otra vez pero esta vez yo tenía novia.

Mi profesora y yo, allá por el mes de mayo volvimos a hablar por una red social y ella parecía que quería repetir aquella escena que tanto me gustó. Pero le dije que tenía novia y que no le podía hacer tal cosa. Pero de repente...

-Bebé mira lo que tengo para ti...

Era ella, una foto que me envió al móvil. Totalmente desnuda para mí, volví a sentir ese cosquilleo cuando la vi así de nuevo. Era un diosa. Volví a excitarme tanto ese día que me masturbé cuando vi aquella foto, era perfecta. Y así fue como me volvió a liar aquella musa, aquella reina del erotismo, fuente de inspiración de mis relatos. Ella era puro porno.

Quedamos de nuevo en su estudio, la pillé fumándose un porro totalmente desnuda y me dijo: “Hazme lo que quieras, soy tuya”

No pude contenerme, estaba muy excitado, iba a explotar mi pantalón. Mi pene se activó como si fuera un coche de formula 1. Apresuradamente cogí sus piernas tan suaves dignas del culito de un bebé y con sus pies me masturbó. Yo cerraba los ojos, me mordía los labios, ¡ESTABA EN EL PARAÍSO!

Cuando ya casi estaba a punto de impregnarla de semen, paró. Fue mala, muy mala. Pero en seguida me cogió mi tremendo pene y empezó a juguetear con él como si fuera un chupa chups para un niño. Estaba rojo y súper caliente, no podía más y cuando de nuevo casi estaba a punto de correrme, la metió en su vagina y comenzó a gemir y a gemir mientras entre gemidos me decía “Jamás pares bebé”.

Y así fue, jamás paré. Esta vez ella se puso encima y saltaba, saltaba y saltaba mientras gritaba y me arañaba la cara. Me cogía del pelo, me tiraba de él, se mordía los labios, seña de que disfrutaba cada vez que estaba dentro de ella. Cerraba los ojos con fuerza, cerraba los puños, resoplaba. Era toda una diva.

Por último, me corrí dentro de ella, me daba igual ya que la excitación era demasiado grande, pero ahora todo había cambiado. Le había sido infiel a mi novia, y mi profe pudo quedar embarazada.

Quizás algún día cuente el final de esta historia con mi tremenda profesora. Otra noche más que me corrí, y luego existí.


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