La mañana de compras sorpresa

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Soy Carla, una chica guapa de pelo negro azabache, ojos verdes claros y un buen cuerpo de gym. A mis 19 años vivo en un apartamento que tienen mis padres en el centro. Me encanta salir por ahí y salgo con el hombre que quiero.

Una mañana fui de compras con una amiga al centro comercial, en una de mis compras decidí subir a la planta de arriba para ver unos zapatos, mientras que mi amiga se quedó abajo en la cafetería donde quedaríamos cuando yo bajara.

Al terminar mi compra, fui al servicio donde tuve que esperar unos minutos porque estaba lleno. En el pasillo había un grupo de cuatro mujeres cuarentonas que charlaban sobre el día de compras que habían tenido y dos hombres separados, uno de ellos fuerte y guapo, moreno con los ojos marrones y bien vestido, como a mí me gustan y el otro era un cuarentón gordito.

Seguí esperando en el pasillo a que saliera el grupo de cuarentonas, mientras del servicio de chicos salía el cuarentón de antes.

El chico guapo se me acercó y me preguntó si había venido sola, le contesté que había venido con una amiga que me esperaba abajo, en ese mismo momento se me abalanzó y me besó salvajemente empujándome contra la pared y llevándome dentro del servicio de chicos, donde siguió besándome al mismo tiempo que rozaba su mano por mi muslo, cosa que me estaba poniendo a mil. Subía y bajaba la mano despacio por mi entrepierna, pero no llegaba a tocarme donde ya estaba húmedo, me sentó por encima del inodoro, cuando de repente me quitó el tanga y empezó a besar mi monte, jugueteó dándome besos y acarició con la yema de su dedo mi clítoris y empezó a meter sus dedos, le toqué su gran erección que se notaba en el pantalón y ahogué un grito del gusto cuando se lanzó hasta mis labios. De repente paró y sacó su erección rápidamente y me embestió con desesperación, ahogué otro grito mientras seguía besándome. Entraba y salía de mi lentamente, se iba acelerando, estaba encantada en este momento, él gemía en mi boca mientras nos besábamos, aceleraba sus embestidas y yo casi iba a explotar, me estaba llevando al séptimo cielo, y entonces exploté -aaaggghhhh- y después lo hizo él -siiiii, aggghhh- , sentía mi cuerpo temblar…

 

Nos quedamos unos segundos en la misma postura hasta que escuchamos ruido fuera y nos empezamos a vestir, él me preguntó mi nombre y yo el suyo.

Salimos del servicio, no había nadie en el pasillo, me dijo que estaba encantado de conocerme y se fue hacia las escaleras.

Cuando bajé mi amiga me preguntó si me había pasado algo, le dije que había mucha cola en los baños, nos tomamos un café y nos fuimos a casa.

Daniel es lo que me recordaría ese día tan fabuloso de compras. Ahora deseo volver a visitar el centro comercial otra vez.


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