Jennifer, prometida de un militar

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Una mañana fría Invierno 2016, yo caminaba de mi departamento a mi oficina, vivo y trabajo en el corredor financiero, soy corredor de inversiones. A lo lejos vi venir a una mujer muy joven y muy bella, de cabello negro, piel blanca, ojos cafés, labios carnosos, muy delgada y piernas torneadas. Ésta mujer me regaló una sorisa muy linda y cada uno siguió su camino.

Volteé como casi todos los hombres hacemos, para ver sus nalgas y me sorprendí al ver que ella hizo lo mismo. Apenadamente enderecé la mirada al frente y continué caminando, pero me ganó la tentación y volví a la mirada al sus nalgas. Nuevamente volteó a verme y los dos reímos a carcajadas!

Me detuve, giré para caminar hacia ella y levanté la mano para saludarla. Ella también se detuvo y llevó las manos a su cara. Al llegar con ella le pedí el número de su celular para invitarla a tomar un café. Su nombre era Jennifer, tenía 18 años yo 36. Nos despedimos con un beso en la mejilla.

Nos escribimos muchas veces pero ella siempre evadió mi invitaciones hasta que me harté. Pasó un mes y nos volvimos encontrar en la entrada de un banco muy cerca de la calle donde nos habíamos conocido, la situación cambió drásticamente. Al saludarnos nos dimos un abrazo muy cálido, juntando nuestros cuerpos. La abracé con una mano en su espalda y con la otra en su delgada cintura. Sentí sus pechos de muy buen tamaño y también sentí el calor de su pubis al restregarlo contra mi pene, lo cual me generó una pulsación que terminó en una erección instantánea. El abrazo duró un par de minutos y mientras más pasaban los segundos, más nos excitábamos.

Me reclamó el ya no haberle escrito, pero yo le hice notar que ella siempre evadía mis invitaciones. En ese momento recibió un mensaje, el cual era una foto con otro tipo. En ese momento me confesó que estaba casada con un militar. Seguimos platicando hasta que se dio cuenta que ya se había ausentado mucho tiempo de su trabajo.

Dejé de hacerle invitaciones para tomarnos nuestro café con la finalidad de conocernos por estar comprometida sentimentalmente con alguien más, pero después de un par de días me escribió y me confesó que le gustaba mucho y que aquel abrazo había estado muy rico. Le escribí de vuelta que mi sentir fue el mismo, que me había excitado mucho y que tenía muchas ganas de verla. Ella fue muy directa y me dijo que quería coger conmigo.

Nos pusimos de acuerdo para vernos en mi departamento en repetidas ocasiones en horario de trabajo pero por diversa razones nunca se pudo. Pasaron un par de meses y cambiaron a su esposo a la base militar de otro estado y ella tuvo que irse con él.

Me quedé con todas las ganas de tener sexo con Jennifer. Nos estuvimos escribiendo continuamente e intercambiábamos fotos desnudos. Ella me mandó un video masturbándose y yo le contesté con otro video donde me masturbaba y eyaculaba gracias a sus fotos.

Un buen día yo estaba en una cena cuando recibí un mensaje suyo. Me avisaba que estaba sola en mi ciudad realizando trámites y que se iba a quedar con una tía. Obviamente le insistí para que se quedara en mi departamento y rápidamente accedió.

Cuando llegué a mi edificio ella esperaba en una banca, en el parque que se encuentra frente a la entrada de mi edificio. Nos abrazamos como el día en que ambos hcimos trámites en el banco. Subimos a mi departamento y nos volvimos a abrazar. Fuimos a mi recámara, la desvestí dejándola en ropa interior, yo hice lo mismo y nos abrazamos sin prisa alguna. Nos acostamos y nos besamos... no había prisa y queríamos disfrutar el momento cuando de pronto su esposo comenzó a enviarle mensajes. Él comenzó a presionarla, quería hablarle al teléfono de la casa de la tía, Jennifer le envió un mensaje de voz, diciéndole que había tenido una discusión con la tía y que había tenido que irse a un hotel. Él le habló por teléfono y le exigió ponerlo en altavoz. Jennifer se puso muy nerviosa así que yo le susurré al oído para que le hiciera caso a su esposo y así no meterse en problemas. Yo la esperaría hasta que su esposo se calmara. Escuché que él le pidió fotos desnuda y ella se las envió. Mientras conversaban, ella me acariciaba el pene y los testículos. Hubieron unos minutos donde únicamente hablaba él, así ella aprovechaba para hacerme silenciosamente sexo oral. Esto duró varios minutos y eso me excitaba muchísimo.

Finalmente el esposo colgó, no sin sospechar que ella estaba con alguien más. Para ese momento ella estaba muy mojada y con la vagina hirviendo. Se me montó. El esposo volvió a pedirle fotos y ella se autofotografiaba para mandárselas mientras me montaba, con el cuidado absoluto de que yo no apareciera, eso también me excitó mucho. A los pocos minutos Jennifer tuvo un par de orgasmos, sentí como escurrían sus fluidos calientes sobre mis testículos. No aguanté mucho tiempo y tuve un orgasmo muy rico e intenso dentro de ella.

Nos abrazamos para dormir, ya eran cerca de las 2:00 am y yo debía levantarme a las 5:45 am para recoger un cheque pero con los abrazos, besos y caricias nos volvimos a excitar. Ella me volvió a hacer sexo oral, muy rico y luego se acostó boca arriba y me abrió sus piernas. Me puse arriba de ella, de frente y la volví a penetrar. Realizamos varias posiciones, al final sentí la sensación de otro orgasmo así que saqué mi pene de su vagina para ponérselo entre sus senos, ahí se lo estuve restregando y luego me volvió a dar sexo oral hasta que terminé. Por fin nos quedamos dormidos.

El despertador sonó a las 5:45 y a las 6:45 ya estaba de vuelta. Ella seguía dormida. Me acosté, la abracé, nos acariciamos, no volvimos a excitar y ella me dio la espalda. Comencé a besarle el cuello, la espalda y bajé hasta sus nalgas. ¡Por fin pude verlas bien, tenían una forma perfecta! su piel era muy suave. Intenté penetrarla por el ano pero le dolió, se lo acaricié con mi dedo medio hasta que le pasó el dolor. Le dije que se acostara boca abajo y así la penetré. Unos minutos después me coloqué sobre mis rodillas y le pedí que hiciera lo mismo, no dejaba de admirar sus nalgas, su silueta. Rápidamente la tomé por la cintura y la volví a penetrar hasta eyacular sobre sus nalgas. Mi semen le cubrió las nalgas y hasta la espalda baja. Ella colocó su mano sobre mi fluido para sentirlo... ¡me encantó!

A las 8:00 am ella debía partir para continuar con sus trámites y para regresarse a su nueva ciudad, para reencontrarse con su esposo en la base militar. Mientras, seguimos intercambiando fotos y ya estamos planeando su siguiente viaje a la capital...


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