Traseros con voz. Parte 2
Por Elzorro10
Enviado el 16/11/2020, clasificado en Adultos / eróticos
3273 visitas
- Sí. -
- Hola. soy yo, la vecina de arriba. -
- Un minuto. - dijo Sergio yendo a buscar la mascarilla.
- Adelante por favor. Pasa. - ofreció a la recién llegada.
La chica entró en el piso. Llevaba una mascarilla de tela negra y vestía una camiseta de media manga y una falda que la llegaba a las rodillas. Calzaba zapatillas de andar por casa que se quitó en la entrada quedándose con unos calcetines de color azul eléctrico.
- ¿Quieres tomar algo? -
- ¿Tienes un vasito de vino? -
- Blanco? -
- Sí, blanco está bien. -
La vecina, que se llamaba Marta, se sentó en el sillón de dos plazas por indicación de Sergio. Sobre la mesita, el chico puso unos platos con queso, jamón y aceitunas y añadió un par de copas. A continuación, descorchó una botella de vino blanco de marca y tras servir la bebida a la vecina, llenó media copa para él.
- Yo creo que podemos quitarnos la mascarilla. - dijo ella. - Yo no he pisado la calle en semanas. -
- Yo acabo de ir a comprar. - dijo Sergio.
- Pero tienes pinta de ser un chico responsable. ¿Y trabajas desde casa verdad? -
Ambos se quitaron la mascarilla. Daba gusto poder ver sonrisas. Y pensar que hace un año nadie prestaba atención a algo tan normal como ver las caras.
- ¡Qué rico! - Dijo Marta sorbiendo un poco de vino y tirando un poco de su camiseta.
- ¿Tienes calor? - Preguntó solicito el hombre.
- No, está bien, es el vino... cada ver que bebo me entra calorcillo. -
Luego atacó al queso mientras hablaba. Sergio también se puso a comer y beber.
- Venía a lo de los papeles. Eso de cambiar la caldera. ¿Tú que vas a hacer? - dijo Marta.
Sergio argumentó su opinión. Poco después la conversación derivo en otros temas. Ambos sonreían, se les veía a gusto, incluso relajados. En un momento dado Marta, tras beber de un trago un culín de vino que le quedaba, eructó.
- Perdón. - dijo. - Se me ha escapado. -
Sergio, que estaba algo achispado respondió. - Mientras no se te escape otra cosa -
- ¿El qué? ¿Un pedo? - preguntó ella con naturalidad.
Y luego, como si no quisiese que el tema cayó en el olvido, siguió insistiendo.
- ¿Qué harías si me tiro un pedo? -
- Pues no sé... supongo que tendría que reñirte. - Dijo Sergio.
- ¿Me darías un azote? - Añadió ella con voz juguetona.
- ¡Quizás! ... pero sabes lo que me apetece ahora. - Dijo mirándola a los ojos. - Me apetece un montón besarte en la boca. -
La chica se arrimó más a Sergio. Este, cuando estaba cerca, puso la mano en la nuca de Marta y atrayéndola hacia sí la beso. La boca sabía a vino y a algo más, no era un sabor dulce o salado, pero tenía algo ciertamente adictivo, algo que no se encuentra ni en los mejores manjares.
- A qué te dedicas en tu tiempo libre... digo aparte de tirarte pedos - Preguntó la muchacha.
- Escribo relatos eróticos. - dijo Sergio. - Por ejemplo, cuando llamaste estaba empezando uno. -
- Eso suena interesante. ¿Puedo leerlo?
El muchacho le entrego la tableta.
- Vaya, cuanto culo anda suelto... - dijo Marta al terminar. - Oye, si te enseño el culo lo incluirías en el relato. -
- Por supuesto.-
- Pues no se hable más. -
Y diciendo esto se levantó y dando la espalda a Sergio se quitó la falda y se bajó las bragas hasta las rodillas.
Sergio tragó saliva.
- Bonito culo. - Dijo cuando recuperó la voz.
- Acércate y salúdale. - Dijo la muchacha.
Sergio obedeció y planto dos besos en las nalgas de la muchacha.
- ¿Quieres que te de las gracias? - dijo Marta
- ¿Te vas a tirar un pedo? - Interrogó Sergio.
- Si no te importa... si prefieres me lo tiro en el baño. Pero de esos seguro que has oído alguno con la ventana abierta.
Sergio se puso colorado.
- Bueno, ¿Qué dices? me das permiso. - Insistió Marta.
- Adelante. -
Marta dejó escapar gas a través de su ano. El cuesco fue breve, corto y apenas audible. El olor no tardó en llegar a la nariz de Sergio. No olía a rosas, pero tampoco era sumamente desagradable. De alguna manera, como el beso, tenía un componente que potencialmente lo podía hacer atractivo.
- No sé dónde leí que los pedos son sanos. - dijo Sandra. - Hombre, no es como para estar soltando gas todo el día en público, pero uno de vez en cuando. -
- Eres un poco guarrilla. - Dijo Sergio.
- Y a ti no te disgusta. - Rebatió Marta.
Sergio, excitado, azotó el trasero de la muchacha un par de veces, y luego, agachándose, separó las nalgas y metió la nariz olfateando. Cuando se incorporó, la erección era más que evidente bajo los pantalones cortos.
- Voy a hacer pis - Dijo Sergio.
- ¿Puedo mirar? - Dijo la chica.
Sergio no dijo nada y fue al baño, pero no cerró la puerta. Marta se acercó, quedándose tras él.
- Bájate un poco más la ropa, quiero verte el culo. -
El hombre obedeció bajándoselo todo hasta las rodillas. Luego agarrando la minga con ambas manos apuntó y aguardó. Mear con público no era algo a lo que estuviese acostumbrado. Además, tenía aire y parece que el pis y el aire estaban conectados, si soltaba el gas saldría el pis. Intentó jugar por unos segundos con su esfínter, contrayendo el culo y soltando la presión poco a poco, pero en el último minuto tuvo que contraerlo abruptamente de nuevo para evitar la ventosidad.
- Es difícil - observó Marta que no perdía de vista el pompis de su vecino. - Yo que tú me relajaba y dejaba actuar a la naturaleza.
Sergio vio que ella estaba en lo cierto y concentrándose en mear, dejó su ano sin control. El resultado fue un sonoro pedo, seguido de dos ventosidades cortas, como las que a veces hace un vagón de metro al iniciar la marcha... y por fin la orina. Marta se acercó y le tocó el culo mientras orinaba.
- Eres un poco marranete - le susurró al oído para a continuación, sujetarle el pene.
- No te preocupes, tu sigue meando que yo te ayudo a apuntar.
Fuera, tras una pausa, volvía a llover con fuerza. Dentro se estaba caliente y olía a perfume de chica, a colonia de chico, un poco a pedo. Y el sabor era a beso y a sudor, a vino y a culo... a sexo entre guarretes.
FIN
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales