La galera mágica

Los turistas reían y degustaban sus cafés con medialunas en las mesas dispuestas en la vereda cuando la fotografía se veló. Un hombre pasó corriendo entre las mesas, manoteó una cartera y siguió la fuga calle abajo, confundiéndose entre la multitud. Algunos turistas y otros hombres que habían presenciado la maniobra del ladrón salieron disparados tras él gritando "ladrón ladrón" y "el de gorro azul, el de gorro azul". El ladrón oyó los gritos, se deshizo del gorro y doblando en la próxima esquina chocó contra la mesa de un mago que había montado su show callejero allí. El ladrón trastabilló y rodó con todo, cayendo al lado de la galera del mago; rápidamente pensó que con ella puesta despistaría a sus perseguidores que, desorientados, continuarían tras una gorra azul que ya no existía, pero en el momento en que se la colocaba le cayó un balde de agua fría, unos cuantos ramos de flores, cientos de cartas mágicas, pelotitas de colores, una paloma, un conejo y, por último, varios rollos de cintas de colores que se le enredaron en los pies, haciéndolo caer y así, finalmente, ser capturado. 

                                                           Fin.