La Fuerza del Agua Capitulo 15 Nahla

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Desde su salida apresurada de Málaga hacia ya tres días nadie había hablado con Zoya, no entendía que pasaba.

 

Los últimos años de su vida se habían convertido en una rutina que podía soportar, ya rara vez el jeque Alim Al Hammadi requería sus servicios, había cumplido los 29 años y pese a conservar aun toda su belleza y elegancia Al Hammadi tenía esposas mucho más jóvenes y apetecibles. Además Zoya siempre había jugueteado demasiado con los límites de su rebeldía, algo que al principio divertía al jeque, pero éste había perdido ya todo interés por ella, por eso sorprendió a Zoya la voz de una sirvienta dirigiéndose a ella.

 

-La Valide la espera en la Sala de Marfil.

 

La sirvienta se retiró sin añadir nada más ni esperar respuesta y Nahla se quedo callada mirando el vano de la puerta.

 

La Sala de Marfil.

 

No había vuelto a esa sala desde que la Valide, así le gustaba a Zaïda que la llamaran desde hacía un tiempo… su ignorancia no tenía límites, la presentó a su nuevo dueño el jeque Alim Al Hammadi. De eso hacía 13 años.

 

Los primeros años fueron los peores, jornadas de 18 horas en las que la sacaban de la cama a las 5 de la madrugada para ejercitar su cuerpo, más tarde, a las 8 comenzaba sus labores de aprendizaje que incluían idiomas (ella ya hablaba ruso, español, inglés y algo de alemán) pero el que más le costó dominar, y recibir muchos golpes aprendiéndolo, fue el árabe. También aprendió, matemáticas, geografía e historia, filosofía clásica (griega y árabe) y se hizo experta en Diplomacia y Relaciones Internacionales. Pero eso no fue lo peor. Por las noches llegaban las lecciones con Zaïda en el Arte de Amar. Así las llamaba ella, múltiples maneras de complacer a un hombre, eso sí, manteniendo siempre intacta su virginidad. Maneras que ella, siendo tan joven, jamás había imaginado.

 

 Después de pocos meses empezaron las violaciones por parte del jeque.

 

Así paso 6 años más o menos. Después de ese tiempo sus servicios cada vez se requerían con menos frecuencia y ella pasaba la mayor parte del día en la enorme biblioteca del palacio de la isla de Al Bahrani. Nadie se acordaba de ella y por fin encontró algo de paz. Por eso la sorprendió mucho ser elegida para formar parte de la comitiva que viajaría a Málaga en unas semanas. Sabía que ya no era por sus servicios sexuales e imaginó que el jeque quería que empezara a trabajar como diplomática para él.

 

Esto hizo que Zaïda se sintiera amenazada ya que esta entendía que el jeque se había cansado de ella y pretendía cambiarla por la bella rusa de la que ya nadie se acordaba así que volvió a hacerle la vida imposible, como hacía 13 años cuando llegó al palacio.

 

El viaje a Málaga fue un suplicio en el que Zaïda no dejo de hostigarla y dejarla en evidencia siempre que podía con trampas que ella misma le tendía.

 

Todo esto se quedo en nada cuando unos días atrás, de forma precipitada le anunciaron que dejaban Málaga para volver a toda prisa a la isla de Al Bahrani.

 

Desde entonces y hasta ese día nadie había vuelto a hablar con ella.

 

Así que se puso en pie, se arregló un poco y se encaminó a su encuentro con su enemiga. A ver con qué se le había ocurrido esta vez hacerle su vida aun más insoportable.

 

-As-Salaam-Alaikum- dijo Zoya al entrar en la Sala de Mármol haciendo una reverencia.

 

-Wa-Alaikum-Salaam- contestó Zaïda mientras ojeaba unos documentos sin levantar la mirada.

 

Esto descolocó a Zoya, ya que Zaïda nunca se dignaba a devolver sus saludos, pensando que de esa manera le demostraba que ella estaba muy por encima de su pupila. Entonces tuvo la certeza de que lo que iba a pasar en esa sala no iba a gustarle en absoluto. Por fin Zaïda levantó la vista de los documentos y a Zoya le heló la sangre la sonrisa con la que la que la mujer que tenía delante la estaba mirando. Estuvieron unos segundos aguantándose la mirada. A Zoya no le gustaba nada el brillo de sus ojos, nunca antes la había visto así.

 

-Te vas- dijo por fin la Valide. No añadió nada más, Zoya notó que la mujer había disfrutado de cada palabra al salir de su boca.

 

-¿Cómo que me voy?- Dijo Zoya -¿A dónde me voy?

 

-He recibido instrucciones de no decirte nada para evitarte sufrimiento- la Valide hablaba con una voz que Zoya jamás había oído, como embriagada de placer. Estaba disfrutando realmente ese momento así que continuó- pero yo creo que te mereces saber lo que ha pasado y todo lo que te va a pasar…

 

-Zaïda por favor ¿qué ocurre?- Zoya se estaba preocupando de verdad. Imaginaba que en el viaje a Málaga y debido a las múltiples zancadillas que  la Valide le había puesto el jeque se había cansado de ella y finalmente no sería ella la que sustituyera a Zaïda, en realidad se alegraba de ello. Pero ahí, en ese momento estaba pasando algo más, algo que estaba a punto de saber, algo que no le iba a gustar nada.

 

-Parece ser- por fin empezó a hablar Zaïda recostándose en el respaldo de su butacón- que en nuestro viaje a Málaga en una de tantas noticias que dieron sobre nuestra comitiva en la televisión alguien te reconoció- aquí hizo una pausa para disfrutar de la cara de angustia de Zoya. Por fin estaba doblegando el orgullo que ya creía indestructible de la muchacha y estaba disfrutando de cada segundo.- la persona en cuestión fue tu abuela Marina, la cual tuvo la desafortunada idea de creer que te podía recuperar… lo que le ha costado la vida- la mujer habló fingiendo una tristeza que no concordaba con la extraña sonrisa que dibujaban sus labios.

 

Zoya empezó a notar los latidos acelerados de su corazón en los oídos, se dio cuenta de repente de que estaba de rodillas en el suelo ya que las piernas le habían fallado al oír a Zaïda.

 

-¿Pero cómo? ¿Por qué?- la muchacha susurraba estas palabras sin esperar respuesta realmente.

 

-Todo eso ya da igual, te lo aseguro- el semblante de Zaïda había cambiado, ahora era la Valide que Zoya conocía y hablaba con una voz grave que la atemorizaba como nunca antes- estos documentos que estoy ultimando son la documentación que te va a devolver al lugar donde te conocí. Yo misma le di esa idea al jeque- añadió con un extraño brillo en los ojos- allí volverás a ser subastada pero como esta vez tienes que desaparecer. Iras a la Subasta de Caronte- aquí hizo una pausa para asegurarse de que la muchacha escuchaba sus palabras- esto significa que el que gane la subasta se compromete con su propia vida a hacer contigo lo que quiera durante el tiempo que aguantes y cuando acabe debe hacer desaparecer tu cuerpo para siempre… sin dejar nada que se pueda encontrar.

 

Zaïda terminó de hablar y se quedó mirando a Zoya. Esperaba una reacción de pánico por parte de la muchacha pero esta se había vuelto a poner en pie con su casi 1,80 de estatura, con la espalda recta y la barbilla alta mirando a la mujer con el semblante inexpresivo.

 

-¿Puedo retirarme?- preguntó desafiante –quiero irme cuanto antes.

 

La cara de puro odio de la Valide fue suficiente satisfacción para Zoya.

 

-Sal de mi vista- dijo la mujer –no quiero volver a verte en mi vida.


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