TRISTE Y CALMADA

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Enviado el , clasificado en Poesía
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La nieve caía triste y calmada sobre sus hombros y sus muslos temblorosos. Triste y calmada, sobre sus oscuros cabellos, tornados en grises senderos de polvorienta debilidad. Triste y calmada, como su mirada perdida en la lejanía entre los titilantes copos, blancos impolutos. Triste y calmada, como la razón que la había llevado hasta allí, hasta aquel parque, tan triste y calmado.
En aquel banco solitario de color impropio, de verde inicio tornado en blanquecino retiro. Arrinconado en el rojizo muro, tornado en verdosa muscínea, desalineado por el tiempo. El tiempo… el tiempo que a ella le faltaba. El tiempo violento de invierno, de frío sumiso y lánguido tormento.
Bajo aquella nieve, tornada en diamantes lagrimeados desde su triste y calmado rostro. Apesadumbrando las ramas de los pasmados árboles, tornados en silenciosos muñecos de nieve. Donde la fauna esconde su melodía, tornada en taciturno respeto, triste y calmada  como el manto donde hunde sus pies.
El sendero se pierde, la luz se adormece, 
la vida continúa aunque el corazón adolece. 
Pensando, pensando, en volver o alejarse. 
Triste y calmada su alma se rehace. 
Los minutos, las horas, que empleas en reflexionar, 
se tornan en odas por no querer doblegar. 
El frío, el silencio, y el imparable tiempo, 
que asusta, que aleja, que miente violento.La nieve caía triste y calmada, 
sobre sus hombros y muslos, hasta que lloró cuanto amaba.

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