LA CITA

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Busco en las páginas amarillas un teléfono desesperadamente, después de ver varias ofertas elijo uno al azar y marco el número con impaciencia.

Sin mucho tardar una voz calida y sensual de mujer me responde desde el otro lado y me da cita para ese mismo día.

No paro de pensar durante todo el día en los hechos que van a acaecer esa misma tarde.

Regreso a mi casa del trabajo y me ducho y preparo para dar buena impresión, no se que hacer de los nervios mientras pasa el tiempo.

Se acerca la hora y voy al lugar en cuestión, es una casa vieja, de las de antes, con un portalón amplio y con buen aspecto.

Llamo al timbre y sin preguntar quien soy me abren la puerta.

Subo las escaleras hacia el tercer piso y me cruzo con dos hombres en el mismo umbral de la puerta con cara de felicidad y satisfacción.

Una señorita de buen ver me recibe en la entrada y me acompaña hasta un pequeño mostrador.

Me pregunta por mi nombre y balbuceando le digo que me llamo Luis Pinedo.

Mientras va tomando nota mis ojos se desvían hacia el generoso escote que la muchacha lleva puesto.

Me pide que la acompañe, que enseguida es mi turno La sigo unos pasos por detrás sin poder evitar fijarme en su vestido ajustado y en su medias blancas (me pongo cada vez más nervioso).

Me dice que esté tranquilo que aunque sea mi primera vez, todo va a salir bien, que son profesionales.

Entro en la habitación y veo que allí hay más hombres esperando. Me siento y veo revistas que por vergüenza no me atrevo a mirar. Mis nervios están a flor de piel y en un momento los pelos se me ponen como escarpias al oír mi nombre.

Entro en otra habitación y me hacen sentarme en una silla, estoy tan nervioso y excitado que no puedo articular palabra.

Entra una mujer morena y muy de buen ver con un traje también blanco y ajustado y me saluda por mi nombre.

Me hace recostarme lentamente y me toca la cara con su dedo índice.Desde esa posición me asomo al balcón de su escote cuando se agacha para decirme que no me ponga nervioso que me va a hacer un trabajo especial.

La cojo de la mano y de mi boca sólo salen estas palabras….

¿VERDAD QUE EL SACAR UNA MUELA YA NO DUELE DOCTORA?


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