1743

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1743

Juan Vicente mira con ansiedad desde el terraplén de San Carlos a la flota inglesa de 19 naves al mando del almirante Knowles, su bautizo de cañones a los dieciséis años comenzará de un momento a otro, llegan los extranjeros de Antigua para someter a unos débiles indianos en la guerra de la Oreja, pero la resistencia criolla repele el ataque y no deja tocar marca en el puerto al extranjero. La andanada de cañonazos con pólvora holandesa y el temor a perder alguna nave, obligan a los ingleses seguir a Puerto Cabello en busca de mejor suerte. Los disparos de los cañones de San Carlos y El Vigía, se multiplican siguiendo las órdenes de Zuloaga, por entonces gobernador, y sus jóvenes voluntarios de las mejores familias caraqueñas, manejan las vituallas y acarrean las provisiones y la pólvora. El impacto directo de una bomba disparada por una fragata, cae cerca del gobernador y la compañía de muchachos, aturdiéndolos a todos, dejando herido en una pierna a Zuloaga, muertos a una decena de soldados y a cinco milicianos, entre los aturdidos se levanta dentro de la humareda, Juan Vicente y dos de sus primos Aristiguieta. Reconocidos como salvadores, el rey español los condecora, otorgándole a Zuloaga el mando de la provincia por cinco años más y recompensándolo con un sueldo de 6000 pesos. El mozalbete regresa a su casa en San Mateo, orondo y con la moral en alto, se solaza con su rebaño de mocitas, sintiéndose dueño y señor de los Valles de Aragua, Tuy y Caracas. Su educación la termina con los abuelos en Madrid y regresa a América con cargo civil y militar. Treinta años después dirán de él “Desde que las muchachas tienen diez años, ya las persigue hasta echarlas al inmundo, pasan de doce las doncellas que ha desflorado en sólo este pueblo de Cagua, tan cierto desde el tiempo que es teniente”. Deja huella en señora principal de Turmero con el nombre de Juan Agustín, heredero apartado en Maracaibo. Mientras tanto, el coronel celebra en San Mateo sus hazañas juveniles en compañía de los primos Lovera, entre volutas de tabaco y ron, copas de vino en cristal de Bohemia, pocos días [antes del casorio con la flor mantuana, la quinceañera María Concepción de Palacios y Blanco. ]


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