Una excitante sorpresa 2/7

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Yo no podía parar de tocarme la polla por encima de mis pantalones con lo excitante que era el espectáculo que me estabas brindando, te acomodaste para no estar de costado y te quedaste de rodillas pero ahora bien de frente a él, con la mano que te acariciabas le agarraste el tronco de su polla por la base y justo delante de esa mano pusiste la otra, agarrándole su miembro con las dos manos, en ese momento pude comprobar cuán grande era, aun teniéndolo agarrado con las dos manos le quedaba al aire toda la cabeza y un par de dedos del tronco, y apenas podías unir tus dedos pulgares con los dedos del medio de la mano, eso si llegaban a tocarse, no lo llegaba a ver de lejos y quizás no llegabas ni a juntar los dedos. Teniéndola bien agarrada con las dos manos sacaste su cabeza de dentro de tu boca, te la quedaste observando un instante sin hacer nada, se notaba que estabas muy excitada con el tesoro que habías descubierto en la entrepierna de ese hombre, sacaste tu lengua y le diste unas lamidas muy lentas y suaves, cuatro, cinco, seis, no sé cuántas fueron pero no fueron muchas, para luego abrir la boca y comenzar a chuparle la cabeza.

Parecía que eso te llenaba la boca, pero la excitación te hacia hacer movimientos de cuello cada vez más intensos, y de a poco ese par o tres de centímetros que tus manos dejaban libres del tronco de su polla fueron pudiendo entrar en tu boca cada vez más y más profundo lo mirabas buscando su aprobación, pero la excitación que el tenia hacia que tuviera la cabeza inclinada para atrás y ahora sus manos solo taparan su cara, se veía en su gesto que era mucho el placer que tu boca le estaba dando, contuvo la respiración un instante y soltó todo el aire de un solo suspiro, bajo la cabeza hacia adelante sacándose las manos de la cara, tenía la boca entreabierta demostrando todo lo que estaba gozando.

 

Pero como si quisiera revancha, como queriendo ser el quien controlara todo ahora esas manos que le cubrían la cara las llevo a tu cabeza para sostenerte y comenzar a moverse el. Ahora era el quien tenía el control y había decidido follarte por la boca. Comenzó a moverse lentamente, a ti te gustaba y estabas totalmente entregada a lo que estaba pasando, tus manos soltaron su polla y lo abrazaste para agarrarte de sus nalgas. Sus embestidas eran suaves pero cada vez más profundas, ya no entraba en tu boca un par de centímetros de su polla, ya entraba toda su cabeza y varios centímetros, no dejaba de verte a los ojos, mientras te embestía, creo que descubría en tus ojos lo sumisa que eras y vos veías en lo suyo lo mucho que el disfrutaba descubriendo eso de ti, esas miradas cruzadas los tenían como abstractos de todo y poco a poco su polla se abría camino ya no solo en tu boca, ya debería estar taladrándote la campanilla o la garganta, casi la mitad de su pene entraba en tu boca en cada embestida y eso era decir mucho.

En algún momento habrás sentido que era mucho lo que entraba en tu boca y tus manos volvieron a adelante para apoyarse en su pelvis, como queriendo controlar la profundidad de sus embestidas, pero era como un sistema de seguridad pasiva el poner las manos ahí porque aun te gustaba todo lo que iba entrando y no planeabas que se detuviera.

 

Después de un rato decidió que ya era suficiente y te acostó en la cama boca arriba, a esa altura tu excitación te impedía cuestionar cualquier orden o acción que el realizara, hacías absolutamente todo sin negarte a nada, comenzó a comerte las tetitas y acariciarte el coñito, tus piernas se abrían de manera involuntaria entregándole tu coñito a su mano, yo podía ver como tus fluidos te habían humedecido la entrepierna casi hasta las rodillas. Su mano comenzó a jugar con tu clítoris, parecía que sabía exactamente que hacer para darte placer, era tanto el gustito que sentías que mientras con una mano presionabas su cabeza para que no dejara de comerte las tetitas chupabas el dedo índice de tu otra mano como si de una polla se tratara.

 

Ya estabas muy hambrienta, querías con locura volver a sentir esa polla dentro de ti por suerte para ti parece que el solo quería asegurarse de que estuvieras bien húmeda para follarte y ya estabas más que húmeda. Así que se acomodó entre tus piernas separándolas un poco para ponerse cómodo, apoyo una de sus manos a un lado de tu cara y con la otra se tomó la polla por la base, apoyo la cabeza en tu clítoris y la froto un poco, como advirtiéndote lo que iba a pasarte. Tus ojos se abrieron muy grandes y comenzaste a respirar agitadamente, estabas desesperada por ser tomada por esa polla y en un momento y sin avisarte paso de estar frotándose con tu clítoris a hundirse dentro de ti, en ese primer empujón no te metió más de la mitad de su polla, no necesitaba mas para que sintieras la dureza de la herramienta con la que te castigaría y solo pudiste reaccionar a semejante embestida arqueándote un poquito y aspirando mucho aire emitiendo un gemido muy seco.

 

El se quedó quieto un instante viéndote, tú lo veías y volvías a relajarte de a poco, al notarlo el comenzó a taladrarte lentamente, te follo así un par de minutos, luego tomo una de tus piernas y la subió sobre su hombro, era un tipo alto y tu pierna llegaba bastante justo, poco sobraba por encima de su hombro, apoyo sus dos manos a los costados de tu cabeza y así pudo penetrarte más profundamente. En esa postura su polla entraba por completo en ti y se notaba en tu cara que había llegado a lugares inexplorados anteriormente, parecías en trance, estabas agarrada a sus brazos, te agarrabas con fuerza como si tuvieras miedo a que te hiciera volar de tanto placer.

 

Se quedó mirándote las tetitas y se notaba que las quería, pero tu pierna en su hombro le impedía llegar a ellas, así que decidió bajarla y dejarte con las piernas acostadas. Intento llegar con su boca a tus tetitas, pero era demasiado alto y no llegaba, le quedaban muy abajo entonces opto por acercarse a tu boca, comenzó a darle mordiditas a tus labios, tenías la boca cerrada, pero comenzaste a abrirla de a poco y fue en ese momento que decidió morderte el labio inferior y estirarlo, tú boca intentaba hacerle a él lo mismo, pero bajo su peso estabas muy entregada a él y no te dejaba morderlo por mucho que intentabas estirar el cuello para llegar a él. (...)


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