MANUELA HEREDIA 4

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Me hice sentir lo más sexy que pude, toda depilada, con mi mejor lencería en este caso negra, dos
medias a media pierna también que llevaría bajo unos ajustados vaqueros y una sensual camisa
blanca cerrarían el look, informal pero con un toque seductor y por supuesto unos tacones de
infarto y mi melena larga y rubia. Me maquillé los ojos como una gata y me preparé para hablar de
negocios no sin antes meter en mi bolso unos cuantos juguetitos eróticos que si no calculaba mal
me darían mucho juego esa noche. Y salí así para la cena, supongo que debía soltar feromonas por
todos lados porque no había hombre que no se girara, creo que huelen el sexo a distancia. La cena
pasó más o menos rápido y siguieron un par de copas, el presidente se ofreció a llevarme a mi
casa... y por fin tuvo unas palabras diferentes para mi. Me pedía perdón pero se había
encaprichado conmigo y pensaba que era mutuo y que no perdiéramos más el tiempo y nos
fuéramos a su hotel, ¿os suena? A quién no se lo han dicho así de rápido, pero bueno, fui buena y
todo iba según mi plan así que accedí gustosamente. Llegamos a la habitación, cogí el teléfono y
pedí una botella de cava a la habitación, algo que le sorprendió pero le gustó. Mientras la traían se
puso cómodo y hablamos un poco de nosotros. Realmente quería algo de tiempo, estaba
calculando como era la habitación, dónde y cómo atarle y cómo hacerle sentir como una perra
bajo mi poder. El problema es que sabía que podía gustarle... Por fin trajeron el cava, lo abrió y me
sirvió, me bebí mi copa de un trago y empecé a desnudarle, esta vez me tocaba jugar a mi. No le
dejé reaccionar, le di un beso contra la pared y le arranqué la camisa, le tapé la boca antes de que
pudiera contestar y le bajé los pantalones y los calzoncillos, bebí un sorbo de cava y directamente
me metí su polla en mi boca, hasta el fondo, más allá de mi garganta de una sola vez. Eso le hizo
callarse y olvidarse de su camisa. Le llevé a la cama y le tumbé enseguida, ya tenía toda su
atención, tiré de mis pantalones y me quedé con las medias y los tacones puestos....no llevaba
bragas. Le quité los ejecutivos con el culo puesto en su boca pero enseguida me di la vuelta y cogí
primero una mano y luego otra y le até con sus mismos ejecutivos las manos al cabecero de hierro
de la cama con suficiente holgura para poderle dar la vuelta cuando quisiera. Ya le tenía donde yo
quería, ahora le cogí del cuello y empecé a apretar fuerte a decirle que no tenía ni idea de quién
era yo y que estaba metido en un buen lio y que lo iba a pasar muy mal, la verdad que le cambió
la cara y se puso blanco, empezó a intentar soltarse y no podía y yo la verdad que lo que estaba
era muy caliente y no me pude poner seria del todo y me empecé a reir. Se rió conmigo y me dijo
que se había acojonado pero seguía atado .... le dije que no iba a matarle pero que esa noche
mandaba yo. Así que me giré, saqué de mi bolso una cinta y empecé a atarle los huevos y la polla
fuerte, luego le besé y le mordí los pezones suavemente hasta llegar a su cuello y su boca, le di de
beber de mis labios cava para no dejarle seco antes de pasar a la acción y por último le hice darse
la vuelta y ponerse a 4 patas. Ahora sí le iba a ordeñar como a una perra, saqué de mi bolso 10
bolitas todas juntas y me puse detrás de él y mientras mi mano empezaba a masturbarle la polla
mi boca le lamía el culo y empezaba a meterle una bolita tras otra, al principio se negaba, hasta
que poco a poco empezó a pedirme más y más y yo no dejaba de actuar, cada vez más fuerte,
llamándole puta zorra, le decía "arodíllate ante tu ama". Atado a la cama me pedía más y Seguí
hasta que estuvo a punto de correrse y justo en ese momento le saqué todas las bolitas a la vez y
hechó toda su corrida en mi mano.
Se quedó relajado, no quería ni mirarme y me pidió por favor que le desatara, me dijo que nunca
se había corrido así y que le había encantado. Esa noche, le dejé así y me fui a mi casa. confusa,
no sabía si había hecho bien o mal...
Al día siguiente volvía a mi trabajo, todo parecía normal, no tenía carta de despido ni nada por el
estilo, y seguí con mi trabajo en el que me llevé muchas más sorpresas de las que me hubiera
gustado. Por supuesto todos mis compañeros sabían que había pasado algo con el presidente y no
me tenían mucha simpatía. Pero lo que no me esperaba es que mi antecesora hubiera borrado
todas las bases de datos con las que yo tenía que empezar a trabajar, eso tiraba por tierra todos
mis proyectos para este puesto. Tuve que ponerme codo con codo con el director del periódico
para ponerme al día con sus propios contactos e ir recabando poco a poco información crucial de
los principales clientes, algo que supuso un cuantioso tiempo desperdiciado.


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