Por favor, no digas que me amas. (2)

Por
Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
1190 visitas

Marcar como relato favorito

Aun después de que Nath & yo terminamos nuestro café, nos quedamos un buen rato en lugar para platicar. Cuando él y Amelia eran novios, si hablaba con él pero nunca como hoy, y descubrí que con él sentía exactamente lo mismo que él al hacerlo conmigo. Vaya enredo, ¿no?

Aunque no tenía por qué, se ofreció a llevarme a mi casa. En todo el camino no paré de reír, de algún modo ahora entendía porque Amelia lo quería tanto.

-Deberíamos salir otro día -me dijo cuándo estábamos en la puerta de mi casa-

-Me gusta la idea -sonreí- Tienes mi número, Sykes. Cuando quieras.

-Ya dijiste -se acercó para despedirse- Te veo entonces.

-Adiós.

 

Estaba corriendo por el parque evitando que Nathan pudiera alcanzarme. Era un juego bastante infantil, pero en ese momento a nada le encontraba defecto.
En las últimas semanas he pasado mucho tiempo con él, pero lo único que no me deja estar bien es que le miento a Amelia de con quien salgo. Ella no sólo se molestaría si le digo, no me dirigiría la palabra jamás. Había una balanza 'Mi Mejor Amiga & su Ex'. No quería que mi amistad se terminara por eso, pero tampoco quería dejar de estar con Nath.
Además, me gustaba que no habláramos sobre la relación que tuvo con mi amiga, sólo hablamos de cosas referentes a nosotros.

-¡No! -grité cuando Nathan me atrapó por la cintura- ¡Es trampa! -reí-

-Claro que no, señorita -me llevó cargando hasta una banca- En estos juegos nunca hay trampa.

Nos sentamos en la banca y nos quedamos en silencio mientras nuestras respiraciones se hacían regulares. Luego sentí su mirada sobre mí, lo miré y sonreí apenada. Me puse un poco nerviosa, pues esta vez me miraba de una forma que no había notado antes.

-Me gusta estar contigo -sonrió-

-A mí también.

-¿Sabes otra cosa? -hice un gesto para que continuara- También me gustas tú.

Yo no era de esas chicas que cuando escuchaban ese tipo de confesiones salían huyendo. Sabía que estaba con el ex de mi amiga, pero yo también sentía atracción por él. Y sí, estaría mal que yo cediera en algo así, pero tampoco me iba a quedar con las ganas.
Nathan se acercó y entrelazó una de sus manos con la mía, luego con su otra mano me tomó del mentón y miró directamente a mis labios. De pronto mi pulso comenzó a aumentar, ¡Estaba por besar al ex de mi amiga! Debí haberme detenido ahí, pero cuando sus labios rozaron los míos mi cuerpo se debilitó. Era como si hubiera estado esperando por eso beso por mucho tiempo, y una parte mí siempre había querido eso; incluso cuando Amelia y él estaban juntos.
Moví mis labios sobre los suyos y lo atraje a mí poniendo mi mano libre en su nuca. Él hizo más presión en nuestras manos entrelazadas. Estaba totalmente perdida en el beso, tanto que me llevó unos segundos asimilar que había terminado.

-Se mía, Emma-me dijo casi en tono de súplica y le esquivé la mirada-

-Nathan -él me obligó a volverme- Sabes que no puedo...Amelia y tú...

-Al diablo con eso -me interrumpió- No puedes negarte a algo que también tú quieres, y además si realmente es tu amiga lo comprenderá, ¿No es cierto que los amigos son felices viendo al otro así?

-Pero no es tan fácil, ella me va a odiar y yo no soportaría verla triste por mi culpa.

-Por una vez piensa en ti -unió su frente con la mía- Te quiero, eres tanto que si me dices que sí me sentiré el hombre más afortunado. No eres lo que quiero, eres justo lo que necesito.

 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed