Catorce de Febrero

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Catorce de febrero, día de los enamorados, se juntaron temprano, para almorzar, mientras reposaban, comenzaron a fumar, ese día no había nadie más que ellos dos en el departamento, así que podían dar rienda suelta a su lujuria, comenzaron a quitarse la ropa uno al otro, besándose desesperadamente, él la empujo a la cama, y comenzó a lamer el sexo de su ansiosa acompañante, hasta que ella totalmente excitada pedía que la hiciese suya, la penetro suavemente, ella pedía más fuerte, sus embestidas comenzaron a ser cada ves mas fuertes mientras sentía como las uñas de ella clavan en sus piernas y en su espalda, él al verla perdida en placer, se detuvo, y le propuso cambiar de lugar, caminaron desnudos hasta el living, ella lo sentó en el sillón más grande, y comenzó a comer, lo tomo con sus dos manos mientras lo hacia entrar y salir de su boca, él la tomo del pelo y la subió a su miembro erecto, ella lo hacia temblar, ella se detuvo y camino sensualmente al sillón pequeño que daba hacia la ventana, lo miro y lo incitó a que fue, se subió al sillón de espaldas a él, y abrió sus nalgas para él, el corrió y comenzó a morder y lamer, totalmente excitada, le pido que la hiciese suya, él la tomo del pelo y mientras penetraba lentamente su ano, jalo su pelo, le excitaba todo de ella, y aun más el morbo de hacerlo en la ventana, sentía como el pequeño cuerpo de ella se retorcía y sentía sus gemidos de placer pidiendo más, ella se fue y cayo rendida, sentía como él aun la embestía, y sintió como un tibio liquido recorría su espalda, todo había terminado, y fueron a descansar, luego de dormir un rato, y jugar después, empezaron a tocarse, ella sentía pequeña en las manos de él ya que con un sola mano podía recorrerla completa, ella pasaba sus manos por las nalgas y la espada de él, sus cuerpos comenzaron a excitarse, él la puso boca abajo, abrió sus nalgas, y hundió su duro miembro en el sexo de ella, sentía como ella apretaba más y más con cada penetración que le daba, sentía sus gemidos ahogados en la almohada, y como sus manos apretaban las sabanas, sabia lo que hacia, sabia complacerla, sin más poder se fue, y quedo tendido sobre la espalda de ella, se besaron y se acurrucaron para recuperar fuerzas…


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