Desvirgada por el esposo de mi hermana

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Siempre odié a mi hermana mayor por querer sobresalir en todo. Desde que llegué a este mundo se ha empecinado por hacerme quedar en segundo lugar… es una maldita perra… cómo la aborrezco…

Detesto su belleza… odio su piel oscura y cabello negro rizado hasta la cintura; me dan ganas de vomitar sus “tiernos ojos cafés”, me sabe a huevo su “figura de guitarra” y lo que más me irrita es esa voz de mosca muerta que utiliza cuando quiere algo o necesita hacerse notar.

Recuerdo que le hacía bromas cuando niña, pero lo que se me ocurrió aquella noche fue una revelación.

Fabiana tenía 27 años y llevó a un hombre de 30 años a la casa… si el pendejo iba era porque la cosa era importante. A regañadientes me puse el vestido horrible que toda madre compra para su hija… A mi cuerpo plano, delgaducho y de piel oscura le quedaba “bailando”, por lo que me molestaba más.

A los 20 minutos el timbre anunció la llegada de Fabiana con aquel hombre. Abrí la puerta y vi una combinación de “nerd” con chico sexy… tenía piel blanca, ojos azules, cabello color dorado y liso en capas hasta el cuello, cuerpo delgado pero atlético y era bastante alto… no puedo negar que eran una bonita pareja interracial.

“Hola Sofía”, me saludó con una sonrisa y yo respondí con un tembloroso “hola”… “¿Qué coño me pasa?”, pensé repudiando mi comportamiento.

La cena transcurrió como siempre hasta que Camilo pidió la palabra… como si se tratara de una película de princesas le pidió matrimonio a Fabiana frente a mis padres con una reverencia. Mientras todos estaban felices y abrían una botella de champaña por el “sí” de mi hermanita yo sentía punzadas en mi estómago y nauseas. Les di un falso abrazo a ambos y me dirigí al baño social debajo de las escaleras que conectan el primer piso con el segundo. En un arrebato de rabia golpeé el espejo del baño y reprimí un grito mientras mis lágrimas empapaban mi cara: “¿Por qué la puta tiene que ser siempre el centro de atención?”, le reprochaba a la chica del espejo que me daba toda la razón y alentaba mi berrinche. Mi llanto fue interrumpido por los pasos rápidos debajo de mí, salí del baño a los cinco minutos y cuando regresé a la mesa estaban mis padres anunciando la noticia a todos sus amigos, se encontraban tan inmersos en sus conversaciones que ni se daban cuenta que los felices novios no estaban.

La curiosidad vino a mí y como si fuera guiada por una fuerza extraña subí sigilosa las escaleras y caminé despacio hasta el cuarto de mi hermana. La puerta tenía seguro y detrás de ella se escuchaban ruidos y risitas. Corrí a mi habitación y salí al balcón que conecta al cuarto de Fabiana con mi alcoba, las cortinas estaban entre abiertas y ahí los vi…

Camilo se follaba la boca de mi hermana y ella recibía toda la carne de él con bastantes ansias. Luego de varias embestidas él la levantó, subió su vestido negro, bajó la tanga roja y se la metió de perrito de frente a mí… por la cara que hacía mi hermana y lo apredado de sus ojos me di cuenta que le dolía el tamaño de su futuro esposo; ella puso sus brazos sobre los muslos de Camilo franándolo cada vez que le taladraba el coño profundamente… la oscuridad estaba a su favor, yo era invadida por ella... solo podía ver una delicada línea de vello púbico que se le asomaba a Cami entre cada embestía y por primera vez sentí lujuria… sentía como se contraía mi chuchita y unas cosquillas invadieron todo mi cuerpo… primero fueron como unas ganas terribles de orinar y después de tocarme… no podía apartar la mirada de aquella escena primitiva y obscena… cuando pensaba la situación no podía ponerse mejor, los ojos de Camilo se encontraron con los míos y mis piernas temblaron como gelatina. No sabía qué hacer, solo me quedé inmóvil… paralizada... como si algo o alguien me obligara a seguir mirando... Cami en ningún momento dejó de penetrar a Fabiana y como comenzando un juego sucio fijo su mirada en mí. Mis pezones se pusieron duros como una piedra, mi cara ardía y yo empapara mis pantys, quería ser la follada y deleitarme con la verga de Camilo… a los tres minutos Fabiana se arrodilló frente él y Camilo depositó todo su semen en su boca, la potencia fue tan fuerte que cayó en su cabello y tuvo que limpiarse con premura… al final Camilo la levantó, la besó como recogiendo los restos de él en ella y me picó el ojo sin dejar de mirarme…

Esa fue la señal que comenzó todo…

 


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