La sorpresa.

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Amaneció un nuevo día, pensar en ir a la oficina se le hacía  pesado, la rutina la agobiaba, pero solamente el pensar en sentir todas esas miradas indecentes sobre si era agradable y excitante y le hacían cambiar de idea porque le hacía sentir deseada por todos, pero ella disimulaba tras su rostro  de niña buena e inocente, adoraba hacer creer a esa banda de idiotas era tierna, divertida y decente, cuando en realidad solo deseaba una cosa de ellos, un buen sexo, solamente que debía ser con alguien desconocido para mantener su imagen de mujer adecuada, sensata y trabajadora, así el sexo era mejor, más interesante y excitante; pero lo mejor de todo era que nadie se imaginaba en lo absoluto que usaba un dildo y que lo disfrutaba al máximo mientras caminaba a su local de trabajo, excitada con cada roce, con cada movimiento en su interior y lo más divertido era que todos pensaban que cada suspiro era una muestra de su inocencia y no un estado frenético y desenfrenado.

Hacía semanas que esperaban al nuevo abogado que ocuparía la vacante existente; la muchacha sabia de la nueva adquisición; pero nunca miraba a los licenciados porque eran todos unos viejos verdes y aburridos era mejor con otra clase de empleados menos estirados y formales. Cuando se presentó en realidad no pudo escuchar nada; quedo absorta en su sensual equivocación, solo podía concentrarse en aquella musculatura que se definía por encima del traje, aquel rostro de actor de Hollywood que solo inspiraba deseo, su atención se concentró en la abultada entrepierna y la mente de la joven comenzó a volar en torno a todo lo que podría hacer gustosamente  con aquel sexy desconocido.

Trataba de prestar atención a todas las cosas que su jefe le orientaba que debía hacer para darle un buen recibimiento a Oscar que parecía ser el nombre de aquel guapo, pero le asaltaban todo tipo de pensamientos indecentes, Cuanto tardaría para tenerlo rendido a sus pies?, bueno en realidad eso no le importaba tanto, si se hacia el difícil mejor el juego se pondría más interesante, aunque ¿Podría contar con su discreción?, tendría que evaluar bien el terreno, no podía ni debía bajo ningún concepto arruinar su imagen, así que decidió tantear despacio, por ese día ya era suficiente imaginación, así que puso un stop y retomó su trabajo.

Ya no quedaba casi nadie en las oficinas, a Alice aún le quedaba mucho por hacer, al parecer estaría allí hasta tarde, se levantó para estirar un poco sus bien torneadas piernas y tomar un poco de agua cuando de pronto se encontró con el nuevo sujeto en el pasillo, en cuanto lo vio sintió que un calor inmenso la invadía, se le erizó todo el cuerpo al punto de que se notara el abultamiento de sus pezones a través de la delicada blusa de seda blanca y a su vez sintió como un líquido tibio y delicioso mojaba su ropa interior, quedo absorta en toda clase de pensamientos deliciosos, los cuales fueron interrumpidos por una propuesta inesperada. – Aceptaría ir a cenar señorita?- -que decepción- fue el primer pensamiento de Alice, -este es otro que se piensa que es seductor solo porque tiene un cuerpo sexy- y aunque su mente le decía que debía rechazar la invitación, su boca la traicionó al aceptar deliberadamente.

Después de un tiempo Alice tenía que ir al baño, aquel hombre era lo peor, no hablaba nada, solo miraba a la como si la fuera a devorar a ella y no a su comida.

Debía salir de su presencia, ya no podía más, sentía que el fogaje se le salía por encima de la ropa, debía encontrar una solución para poder terminar la velada, sin lanzársele encima a aquella roca que tenía en frente.

Entró en uno de los compartimentos, se sacó el bloomer apresuradamente y comenzó a masturbarse lentamente haciendo uso del juguetito que llevaba escondido y del que nadie sabía cuándo unas palabras llegaron a sus oídos -Nunca me esperé entrar y ver ese hermoso trasero que tienes- al escuchar esas palabras se volteó de inmediato para descubrir que era Oscar quien se encontraba justo detrás de ella y sintió como las manos de él sustituían las suyas en el juego, la muchacha trato de contener los movimientos del hombre a sus espaldas y trató de hablar casi en un susurro -Disculpe...Que es lo que est..-el la interrumpió casi de inmediato -Que no es lo que querías, pude notar como me veías esta mañana y lo excitada que estabas o estoy equivocado, vamos quiero saber que era lo que planeabas hacer cuando estuviéramos solos, dame una pequeña demostración- de un tirón le dio la vuelta e introdujo sus dedos en el interior húmedo de la chica, esta a su vez había notado la dureza que resaltaba en él y después de unos segundos tomando el control, se dirigió hacia la puerta del baño y la cerró con llave.


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