Un Día Con La Princesa De Mis Sueños

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La idea era buena, la motivación era clara. Amaneció nublado, el día amenazaba una pequeña llovizna. Pero no, el día calmo, el sol comenzó a brillar. Y mejoro más aún cuando me senté a tu lado. El profesor tuvo que salir, y nos dejaron una hora libre.

Tome mi mochila, saque un libro y te lo enseñe. Era mi libro favorito. Lo tomaste, lo ojeaste. Nunca te gusto leer demasiado, no como a mí. Pero esta vez no importo. Siempre quise compartir contigo algún libro. Y esta, era la ocasión perfecta.

Leías, tus labios se movían al vaivén de las letras. Tu rostro reflejaba emoción, concentración…

-          Ahora es cuando…

Saque una hoja de papel, tome un lápiz y me puse a dibujar. Siempre me gustó la forma de tus labios. La punta del lápiz resaltaba tu silueta, marcaba tus suaves labios, delineaba tu nariz y tus ojos, esos bellos ojos, tu cabello era único, hermoso.

Levante la hoja y te la mostré. Era un perfecto dibujo, era como si te mirases en un espejo. Viste la imagen, reíste, y me diste un beso. En ese momento no importo cuantos nos viesen, en ese momento no importo nada…

Sonó la campana, ya era hora de salida. Bajamos al comedor del colegio. Después de almorzar subimos a los pabellones, y entramos al aula donde el grupo de debates se reunía cada miércoles. Al terminar, bajamos con el resto del grupo, todos reíamos, era una hermosa tarde.  El atardecer era indescriptible. Decidimos ir todos juntos al puerto, caminar un rato por la playa y ver el ocaso del sol des de allí.

Al llegar, nos separamos del grupo. Caminamos, descalzos cerca a la orilla, tomados de la mano. Poco a poco, comenzó a oscurecer. Comenzó a correr un poco de viento, parecía que iba a comenzar a llover. Corrimos en busca de los demás, subimos hasta la estación de buses para pasajeros.

Llegamos. Te acompañe hasta tu casa, llegamos a la puerta y prometiste dejarme un mensaje antes de dormir. Te abrase y te despediste con un beso.  Estaba cansado, baje corriendo a mi casa. Comí algo, y encendí el computador. Tome mi celular y vi un mensaje tuyo.

-          “Sal un rato, y mira el cielo. Que hermosa noche... “

Tenías razón, en el cielo se contemplaba una gran luna, una hermosa luna llena. Acompañada de algunas estrellas, que hacía ver aún más bello el lucero mayor. La escena era hermosa, y por más cansado que estuviera, no me podía quedar sin hacer nada.

Tome una chaqueta, y fui corriendo hacia tu casa. Desde la esquina reconocí tu silueta, estabas sentada en una banca de tu jardín. Me senté a tu lado, muy agitado. Recobre un poco el aliento, y te mire. Busque aquellos ojos que tanto me gustan, aquellos ojos que me hechizaron.

-          Te estaba esperando, llegaste rápido…

Sonreíste. Sabías que vendría. Estamos juntos ya casi un año. Me conocías bien. Sabías que una noche así, solo la podría pasar a tu lado. Sonreíste, tomaste mi mano y me besaste... ahí, bajo la luna llena, rodeado de rosas y claveles.  Sin darme cuenta, había sido, el mejor día de mi vida…


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