LINA : La hermosa mujer michoacana (parte 2 de 3)

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Karen comenzó a hacer nuestra plática aún más intensa y caliente; comenzó a decirme de manera pícara que a Lina le gustaba follarse a muchachos jóvenes, lo cual provocó que me sonrojara y que sonriera como un tonto; las dos se soltaron a carcajadas al ver mi reacción. Lina continuó diciendo que Karen era una golfa reprimida porque ya se había conseguido un marido y que gustaban disfrutar de los juguetes sexuales, a lo que Karen respondió: “pues sí Lina, pero al menos no ando de polla en polla como tú”. Karen agregó que Lina se había follado a un morenote cubano de 28 años que venía con un grupo musical de salsa, solo para comprobar si de verdad calzaba grande, y lo único que logró fue andar adolorida del coño por durante 3 días. Al escuchar esta anécdota comenzamos todos a reír.

La estábamos pasando excelente y nuestra plática era cada vez más perversa. No estaba seguro en que terminaría todo esto, quizá en una orgía, pero algo si tenía bien claro: me quería coger a Lina y eso tenía que lograrlo.

Después llegó mi turno de platicar alguna anécdota perversa, me quedé pensativo y después respondí con seriedad y mirándolas a los ojos: “ahora si ya me la pusieron dura”, esto les sonó a albur y les causó risa; entonces Karen respondió: “eso ya lo notamos, no le has dejado de mirar el trasero y el escote a Lina durante toda nuestra plática, de seguro eres un gran perverso, no te hagas y ya mejor cuéntanos algo”. Continué diciéndoles que tenían razón, que me enloquecían los pechos grandes, que me gustaba jugar con los pezones puntiagudos, tanto, que en una ocasión me hice novio de una chica que tenía unos pechos enormes solo por lograr algún día mamárselos, ella era fea, flaca y le apodaban “la vaca”. Lina y Karen comenzaron a reír y me dijeron que tenía complejos de niño pequeño al que no lo amamantaron suficiente.

Destapamos la segunda botella de tequila y continuamos conversando. Como a la mitad de la botella se levantó Karen diciendo que ya se iba a dormir, a lo que Lina insistió que se quedara más tiempo, pero Karen respondió: “Los dejo solos. Lina, ya sé que te lo vas a follar y más vale irme antes de que aquí comience a oler a jugos sexuales, no vayan a hacer mucho ruido y no se vayan a lastimar” y se fue entre risas. Entonces Lina me sugirió que fuéramos a su recámara porque allí tenía cargando su celular y quería poner un poco de música. Al entrar me preguntó si estaba nervioso, a la cual respondí que con tanto tequila estaba bien relax; ella sonrió y puso a sonar en su celular música salsa.

- Programa también algo de Guns and Roses – le sugerí a Lina mientras me sentaba en la cama.

- También me gusta la música de esa banda – contestó Lina con una sonrisa agradable.

Después ella tomó la iniciativa, caminó hacia mí mientras se quitaba la blusa, después desabrochó su brassier despojándose de él y pegó sus senos a mi cara; comencé a succionarlos y a chuparlos, eran tan suaves; me gustaba jugar con la lengua esos pezones rosados, era placentero sentir como crecían en mi boca y se ponían duros. Desabroché mi camisa para quitármela, después me despojé también de mi camiseta. Con mis brazos rodeé su cuerpo y acaricié su espalda suavemente mientras que besaba su cuello y su barbilla, subí a sus labios para besarla intensamente, su aroma me ponía cachondo. Lina con su mano comenzó a explorarme el pantalón hasta que lo desabrochó y con las dos manos me lo bajó junto con el bóxer, con ayuda de los pies me despojé totalmente de ellos. Con una mano tomó mi pene y se hincó en el suelo hasta quedar con su cara frente a él.

- Así me gustan las pollas – dijo Lina con una sonrisa pícara – que sean gruesas y cabezonas.

Entonces le dio unos lengüetazos y se la metió a la boca, ahora era ella la que me succionaba y mamaba, era increíble ver como mi miembro grueso entraba y salía de esa boca pequeña y delicada. Lina era una experta en chupar pollas, sabía utilizar muy bien la lengua y hacerlo sin que sus dientes me lastimaran. Esa mamada era tan deliciosa que mi fierro estaba a punto de explotar y Lina lo sabía; le dije que parara un poco si no quería que termináramos la fiesta antes, pero ella no me hizo caso, y desafiándome comenzó a mamar con más intensidad, la corrida era irreversible, mi espalda y muslos se pusieron tensos y me descargué en su boca, se tragó toda mi leche y chupó toda mi polla tratando de absorber cualquier resto de semen que hubiera quedado. Subió la mirada para verme y sus ojos se mostraban brillantes, ella lo había disfrutado como toda una golfa.


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