CONVIVENCIA

                                            CONVIVENCIA

Hay quien no tiene vida propia y se dedica a contemplar la vida del semejante como si fuera un espectáculo al que estuviesen invitados. Estas vidas son pobres de espíritu y generalmente no encuentran otros alicientes en los que ocupar su entristecido drama vital, ya sean culturales o aficionarse a diversas actividades. Y es que las mentes más avanzadas generalmente tienen más preocupaciones que aquello en lo que consiste la existencia de otros, ya sean vecinos o cualquier conocido. Erradicando así uno de sus vidas lo que es fruto de este interés tan “enfermizo” y “pueblerino”. Ocupando de este modo su tiempo en quehaceres más sanos, personales y enriquecedores. Y es que la adecuada convivencia impide rebasar los límites no permitidos de lo ajeno. Manteniéndose el respeto que se merece toda persona. Habría que considerar y aceptar todo aquello que representan los derechos y libertades de los demás, que nadie debería cuestionar. Aprendamos a convivir con y sin los demás. Y de este modo, a procurar una convivencia más grata y decente, más saludable y menos perniciosa.