Las apariencias engañan (23ª parte)

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La carretera se le estaba haciendo eterna, no estaba lejos del hospital pero parecía que el camino cada vez era mas largo, el terror se apoderaba del cuerpo de Javier, necesitaba llegar lo antes posible.

Llegó al hospital en apenas unos minutos, dejó la moto en la puerta y salio corriendo en dirección a la UCI, entró en la sala de espera y encontró a Carmen llorando desesperadamente e intentando hablar por teléfono con alguien entre sollozos, ajena a que Javier estaba allí.

Javier se quedó paralizado en la puerta, intentando entender algo ¿Qué había pasado? no podía esperar a que Carmen terminase de hablar y entró en la UCI como alma que llevaba el diablo, recorrió el pasillo corriendo hasta llegar a la habitación donde estaba Lucía y sin llamar, entró. Se quedó petrificado al ver que no estaba, ni siquiera estaba la cama donde la había dejado ¿Qué había pasado? Javier empezó a temerse lo peor cuando entró la joven enfermera que le había acompañado esa misma mañana a la habitación.

-        ¿Qué hace usted aquí? – Preguntó la enfermera bruscamente – no puede estar aquí dentro, espere en la sala, por favor.

-        ¿Qué le ha pasado?- preguntó Javier muy alterado, casi gritando –dígame, por favor, que está pasando ¿Dónde está ella?- siguió preguntando acercándose, casi amenazadoramente a la enfermera.

-        Primero tranquilícese – contestó la enfermera muy nerviosa.

-        No me pienso tranquilizar una mierda- Gritó Javier- ¿Qué ha pasado? ¿dónde está?- Javier estaba fuera de sí.

-        Está en otra habitación, la hemos tenido que trasladar, ha sufrido otro paro cardiorrespiratorio hace apenas una hora…ha entrado en coma, ahora los médicos están con ella, están haciendo todo lo que está en sus manos.- contestó la enfermera todo lo deprisa que pudo para intentar tranquilizar a Javier.

Javier escuchó atentamente a la enfermera, no podía creer lo que le estaba diciendo, no reaccionaba, su cuerpo no escuchaba sus órdenes, se quedó totalmente paralizado mirando fijamente al hueco que había dejado la cama de Lucía.

-        Tendría que salir, espere en la sala de espera, enseguida que tenga noticias saldré a avisarles, pero ahora aquí no puede hacer nada.- Dijo la enfermera intentando convencerle.

-        Está bien- alcanzó a contestar Javier, se giró y salió de la habitación.

 

Al entrar de nuevo en la sala de espera Carmen ya había terminado de hablar por teléfono pero seguía llorando desconsoladamente doblada sobre sí misma. Javier se acercó a ella, se sentó en el asiento que quedaba libre al lado, sin decir nada. Pasaron algunos minutos hasta que Carmen se dio cuenta de que no estaba sola.

 

-        No me he dado cuenta que estabas aquí – Dijo Carmen mirando a Javier, sollozando.

-        No he sabido que decir Carmen, lo siento- Contestó Javier entristecido.

-        Tranquilo, no pasa nada. Te he visto entrar mientras hablaba por teléfono ¿te han dicho lo que ha pasado? – preguntó Carmen.

-        Sí, lo se – contestó Javier. Cada vez le costaba mas retener sus lágrimas y lidiar con el nudo de su garganta. –Carmen, dígame que se va a poner bien. – le pidió suplicante mirándola a los ojos emocionado.

-        Javi, se va a poner bien, te lo prometo- Dijo Carmen convencida.- mi niña va a luchar, estoy segura.  

Javier no pudo retener su impulso y abrazó a Carmen todo lo fuerte que pudo, Carme aceptó el abrazo y los dos lloraron juntos. 


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