RENUNCIAMIENTO

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ENUNCIAMIENTO
Ella vivía con sus dos mascotas en una cómoda casa de un barrio suburbano. Hacía varios años que había enviudado y desde entonces no había tenido relación con ningún hombre. Guardaba un respeto monacal por su ex marido. En vida de él tuvo un par de infidelidades sin mucha culpa pero jamás se hubiese permitido serle infiel a su memoria. La culpa es el temor al castigo y ella le tenía más temor a los muertos que a los vivos.
Sus salidas, eran esporádicas visitas a sus amigas, parientes y las compras diarias en los comercios del barrio, en el que gozaba de buena reputación. Hacia ellos se dirigió esa mañana en que la primavera lucía todos sus atributos. Tal vez por eso se arreglo más que de costumbre. Aún era joven y aunque no era una belleza, tenía sus encantos, y con ellos salió.
Fue al doblar la esquina que se enfrentó con él. No recordaba haberlo visto por el barrio, abría recordado esos ojos color miel que prometían el mismo sabor Siguió como si no lo hubiera visto, sin embargo sintió que él había vuelto sobre sus pasos y la seguía timidamente.- Podía sentir su presencia tras ella y no apuró los suyos.
Entró al almacén. Mientras sacaba los víveres de las góndolas percibió a través de la vidriera, que él la observaba desde enfrente como aguardando su salida. Él había quedado flechado por por su rostro, su ritmico andar y un algo que no podía precisar, que lo hacía desear estar a su lado. Muchos años de calle y desamparo le habían enseñado, empíricamente, a distinguir los malos de los buenos, los duros de los tiernos. Vio en ella la promesa de
esa ternura tan buscada, empezó a fantasear con sus caricias, e imaginó una vida junto a ella.
Al salir, caminó a su lado. Se contentaba con tenerla cerca y mirarla. Ella sintió el placer de sentirse acompañada, alagada porque alguien siguiera sus pasos y le agradeció con una sonrisa.
Llegaron a la puerta de su casa... Tuvo el impulso de hacerlo entrar, de compartir su vida, de ser dueña de ese ser que se ofrecía, pero renunció a sus deseos...Ya tenía dos perros.


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