Navidades "especiales"

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Comenzaba diciembre y con ello también venia la fiebre de navidad, las familias se reunían, los pares se iban a comprar los regalos, los centros comerciales comenzaban a llenarse de gente que iba a comprar y otros que solamente iban a ver algunas cosas para después si les era posible comprarlas de último momento.

Para la familia de la pequeña Luisa, navidad lo era todo. Los regalos era solo una pequeña parte de lo que realmente se significaba la navidad para ellos. Luisa tenía cuatro tíos y cuatro tías, en total eran cinco primos los que tenía y sus cuatro abuelitos aún vivían. Era una hermosa familia, y la pequeña Luisa era afortunada de ser parte de ella. A pesar de los agradable y adorable que la familia de luisa fuera, había una parte de la navidad que a ella no le agradaba.

 Luisa amaba los animales, sus padres le permitían tener una mascota a pesar de que la casa en la que vivían era muy grande, cuando ella cumplió cinco años le regalaron un cachorro terrier. Ella lo amaba, ponía las prioridades de él antes de las de ella.

En la navidad cuando ella tenía seis años, se levantó en la madrugada, aproximadamente a las cinco, ella había escuchado un ruido en la sala y supuso que sería Santa Claus. Estaba oscuro y ella iba bajando las escaleras con cuidado a pesar de toda la prisa que tenía por conocer a Santa Claus, pero lo que escucho la hizo desear que fuese un sueño, los chillidos de su perrito provenientes de la sala eran apenas perceptibles para ella pues nadie más había bajado a ver qué pasaba. Asomó su cabeza para poder ver qué pasaba, sin que quien estuviera ahí la pudiera ver.

Lo que su pequeño cerebro pudo entender fue que Santa Claus estaba matando a su perrito. No quiso decir nada, ni enfrentarse a Santa por miedo a que le hiciera lo mismo, no había nadie ahí que la ayudara. La persona que Luisa pensó que era Santa, tomo al perro y se lo llevo al patio donde lo dejo escondido detrás de una maceta para después brincar la cerca y marcharse.

Luisa volvió a subir las escaleras dirigiéndose hacia donde sus padres se encontraban dormidos, intento levantar a su papá pero no pudo, intento con su mamá pero esta no le hizo caso y le dijo que volviera a dormir. Volvió a su cuarto y se metió en su cama. Espero un par de horas hasta que saliera el sol para confirmar que era cierto lo que vio. Se quedó dormida después de una horas y cuando despertó ya era de día, sus primos que se habían quedado a dormir en su cuarto ya no estaban. Luisa bajo las escaleras lo más rápido que pudo, ni siquiera se detuvo para darle los buenos días a su familia, sólo se dirigió hacia el patio y fue a revisar detrás de la maceta si es que su perrito ahí seguía y así era.

El papá de Luisa, notó que ella se encontraba en el jardín llorando, el creía que ella lloraba debido a que no había regalos. El papá no comprendía como es que alguien podía ser capaz de robarle los regalos alguien más y en plena navidad. Se acercó a Luisa quien seguía llorando y le dijo:

-No te preocupes cariño, ya habrá otros regalos y otras navidades- Él intentaba lograr que ella parara del llorar.

-Santa es muy malo papi, ¿por qué hizo eso?-

Su papá no supo que decir, para un niño de esa edad el hecho de que Santa Claus lo desilusione es muy triste. El papá se acercó a luisa y le dio un abraso dejándose ver lo había detrás de ella. Pudo ver al perrito tirado e hizo a Luisa a un lado

-Hey, muchacho, levántate-  El papá intento hacer que el perro se levantara, pero no lo logro.

-No despierta papi, no sé qué le pasa, santa le hizo algo-

-Anoche Santa lo ahorco, lo dejo aquí y se fue-

Ahora el papá comprendía que no lloraba por que se habían llevado sus regalos, lloraba porque había perdido a uno de sus mejores amigos.

Para la navidad siguiente, la familia volvió a reunirse. Lo único que tenia de diferente a la navidad anterior es que ahora el papá había reforzado la seguridad de la casa, se había prevenido con una pistola por si alguien quería hacerle daño a su familia. La pequeña Luisa ya no estaba tan entusiasmada de ver a Santa Claus. Un tiempo antes, sus padres estaban pensando en decirle la verdad, pero su papá no quería que perdiera esa ilusión de creer que Santa les dejaba regalos. Esta navidad, su papá se disfrazaría y le daría personalmente unos regalos.

Para la madrugada de navidad, cuando casi todos estaban dormidos. Luisa escucho la clásica risa de Santa Claus proveniente de la sala y se levantó de su cama. Luisa ya no era tan inocente como su papá creía, talvez habría sido mejor decirle la verdad acerca de Santa Claus. Se dirigió al cuarto de sus padres donde su mamá seguía dormida sin saber nada del plan de su esposo. Bajó las escaleras tomando con fuerza el arma. Tiempo antes había investigado cómo quitarle el seguro a una de esas pistolas, ella sabía que su padre tendría una, se podría decir que planeó la venganza en contra del hombre que mató a su perrito.

Cuando llegó a la sala, vio a un tipo vestido con el típico traje de Santa Claus. Ella no sabía que era su papá con un disfraz. Cerró los ojos y disparo en contra de ese hombre. Era una niña de seis años, había investigado cómo dispara un arma pero no como apuntar al objetivo. Era claro que fallaría, se necesitaba que el papá tuviera muy mala suerte para que ella le atinara a él. Él papá en cuanto escucho el sonido del arma al disparar se tiró al piso y espero a que ya no tuviera balas la pistola.

Los disparos claramente despertaron a toda la familia. Él papá se apresuró a ver quién estaba disparando, al ver que era su pequeña hija se arrastró por el piso hasta ella y le quito el arma.

A la maña siguiente sus padres le explicaron todo, le dijeron que Santa no existía y que era absurdo seguir teniendo rencor por algo que paso hace un año. La pequeña tardo algo de tiempo en comprender lo que había sucedido. Ella había podido ver el rostro del falso Santa y aún la recordaba. Luisa creció aun buscando venganza en contra de ese hombre.

Las navidades no fueron las mismas ni para ella, ni para su familia. Se seguían reuniendo pero el espíritu ya no era el mismo, después de todo no había tenido navidades muy normales anteriormente. En una, Santa acecinaba a su mejor amigo y en otra se daba cuenta que Santa no existía y casi mata a su padre. Navidades como esas no le suceden a cualquiera.


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