Tormenta Solar. Parte 2.

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Una tormenta solar, también conocida como tormenta geomagnética, se produce cuando una eyección de masa coronal procedente del Sol genera una onda de choque de viento solar que llega entre 24 y 36 horas. Esta puede tener terribles efectos sobre nuestra tecnología, ay que las ondas pueden dañar los circuitos, componentes eléctricos y los sistemas de comunicación de muchos aparatos. La humanidad siempre temió por este fenómeno, porque sin aparatos electrónicos y demás parafernalia, la civilización podría desmoronarse. Ya ocurrió en el pasado, como en 1859, cuando todos los sistemas de telegrafía del mundo quedaron dañados por culpa de una erupción solar, pero si se producía una tormenta de tipo extremo, toda nuestra tecnología quedaría dañada y nuestra civilización arruinada. Y eso fue lo que paso.

Para mí era como un día normal. Como otro cualquiera. Muchos de nosotros no teníamos ni idea de que era una erupción solar, pero cuando todos nuestros aparatos electrónicos dejaron de funcionar, cuando nos quedamos sin medios de comunicación, cuando el agua o la luz no volvían, fuimos conscientes de que nuestras vidas no serian las mismas. Al principio hubo miedo, incertidumbre. Encerrados en nuestras casas, esperábamos que todo se recuperase, que los gobiernos trabajando conjuntamente lograsen recuperar la electricidad, el más preciado bien, en esos momentos. Pero no lo conseguían, y con el paso del os días, estallaron las revueltas. Saqueos, violencia, muerte. Todo se volvió un caos. Entraron en mi casa. Robaron lo que tenia. No pude hacer nada. La paliza que me dieron fue devastadora. Cuando paso el tiempo, las cosas se calmaron. Mucha gente se marcho de la ciudad. ¿A dónde fueron? No lo sé, ni me interesa. Tras recuperarme de las heridas, pensé que permanecer allí no era buena idea. Aunque ya me habían desvalijado, aun quedaban algunas cosas de valor y sabía que otros vendrían después. Por eso, decidí trasladarme al bosque, donde nadie me vería, y solo iría a la ciudad para traer provisiones. Siempre quise ir allí de excursión, por lo que la excusa era perfecta.

El disparo retumba por toda el área. Como un eco perdido, va desvaneciéndose por la ciudad. Avanzo con sumo cuidado. Me agacho para que no mee vean. Estoy al lado del edificio donde estuve ayer, y supongo que el que dispara es el tipo que me encontré durmiendo. Debe estar disparando con su rifle. Contra quien, es algo que desconozco. Se oye otro disparo. Más bien varios. Ráfagas de balas impactan contra el balcón del tipo. Me cubro tras el coche y oigo mas disparo. Un ensordecedor torbellino de silbidos aprieta mis tímpanos y enturbia mi mente. Solo dura apenas unos segundos, pero son suficientes para llevarme al borde de la locura. Entonces, escucho algo caer. Golpea contra el suelo con mucha fuerza. Me asomo y veo el cuerpo ya sin vida del francotirador, acribillado a tiros. Me quedo mirando sin saber bien que decir. Entonces, una voz me pone en alerta. Me escondo tras el coche de nuevo. De la nada, veo surgir a un grupo de personas, ataviadas con trajes militares y provistos con fusiles de asalto. Se acercan al cuerpo y lo registran. Le quitan munición, algo de comida y un colgante, además de un anillo. Otro carga el rifle de caza. Tras esto, el grupo se interna en el edificio. Sin dudarlo, aprovecho y salgo corriendo de allí. Tras una larga carrera, vuelvo a mi guarida, con cansancio y fatiga. Me relajo sentándome en un cómodo sillón y cojo la linterna en mis manos. Aprieto el botón, y veo como un haz de luz ilumina todo. Siento una terrible nostalgia. Una nostalgia porque la luz vuelva y todo sea como antes. Pero ya nada será igual.


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