LA CAJA NEGRA Y SUS FOTOS (PARTE 2)

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Al abrir el libro, Felipe se encontró con unos dibujos execrables que producían uno temblores en su mandíbula resultado del miedo intenso que sentía. Las imágenes, más que dibujos parecía fotos reales tomadas a cadáveres destrozados, desmembrados, fotos de niños muertos, jóvenes colgados, cortando sus venas hasta separar sus muñecas, disparos en la cabeza y toda escena que pueda turbarle la mente a cualquier persona y con la descripción a un invidente, esté agradecería la ausencia de aquel sentido. Felipe tomo el libro, la caja y se dirigió aterrorizado a la chimenea, donde los lanzo y vio como cada una de las víctimas se regocijaban entre las llamas como final a su cruel muerte tras las paginas.

Se dirigió a su cuarto y el olor a descomposición continuaba apoderándose de su lecho, tomo la estatua y en una señal de manía, la lanzo por la ventana dándole final a su malaventurada idea.

Al siguiente día despertó asqueado en su cama, culpa del olor podrido que se adueñaba de su cuarto y tomándose la cabeza en señal de desamparo e impotencia de no poder deshacerse de todo lo relacionado con aquella caja, maldecía el instante que cruzo y se encontró con aquel desgraciado negocio. De un momento a otro, su mamá entro y dándole un beso en la frente se despidió, dejo 10.000 pesos en su mesa de noche y partió para su trabajo, Felipe quedo atónito al darse cuenta que su mama no había percibido el olor desgarrador de su cuarto. De un salto cayó en la ducha, encendió el agua hirviendo, con un jabón y una esponjilla tallo su cuerpo hasta que el dolor de las raspaduras fueran prueba necesaria para la terminación de su baño, salió del baño y entro en su cuarto; se vistió, se perfumo, prendió barras de incienso y cuando fue a sacar su abrigo del armario, ¡ahí Estaba La figura de arcilla!, horrorosa y con ese olor característico que solo él podía percibir, que él solo había conocido. Salió de su cuarto, de su casa y se dirigió intrépido a un bar localizado en una zona perdida de la ciudad, esos en los que solo se asoman los desgraciados a esconderse tras vasos grasosos llenos de cualquier licor, dejo la figurea en un bote de basura que se topo en su camino al antro, Entro al bar con la mirada perdida, entrego los 10.000 pesos al cantinero y solicito cualquier bebida que cubriera ese costo, el cantinero le arrojo una botella de brandy, la cual basto para embrutecerse y mezclar el alcohol bastamente destilado con sus ideas trágicamente concebidas, entre mas bebía copas de brandy, mas se acentuaba el olor a animal muerto, cuando la botella llego a su anhelado fin y Cuando su estabilidad se veía entorpecida por la bebida ingerida, salió del bar trastabillando cada paso en una batalla contradictoria entre caerse o seguir de pie, al llegar a su casa, abrió la puerta y gateando se introdujo en su cama, dándole las buenas noches al olor pútrido. Un objeto le apretaba su espalda, pensó que era el control, cuando giro a sacar el control, se dio cuenta que era la maldita figura, viéndolo a los ojos y tomándose el vientre en señal de dolor, salto de su cama, se dirigió a la cocina, tomo un cuchillo y bastaron dos pasadas del filo por sus muñecas para desprender un liquido rojo que inundó el baño deslizando la sangre por debajo de la puerta, deslizando su vida por debajo de su existencia. Ahí estaba el cuerpo, mirando al techo sin presunción, sin curiosidad, sin vida.

 


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