El poder de una historia Cuarta parte... final?

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Enviado el , clasificado en Terror / miedo
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            La casa de Marcos está ubicada no demasiado lejos de la mía así que fui andando, caminaba con cuidado para que no pudieran ver el cuchillo que escondí bajo la manga de mi chaqueta. Toque el timbre pero no obtuve respuesta, por ello solo empuje la puerta, él sabía que había venido y me esperaba.

 

            La casa de dos plantas estaba impregnada con el inconfundible olor de la putrefacción, olor cuyo origen no me costó mucho encontrar. Sentada en la mesa la que era a todas luces la madre de Marcos se descomponía lentamente convertida en un amasijo de pus y gusanos. Su rostro denotaba el terror absoluto mientras sus manos estaban atadas a la silla.

            Marcos estaba sentado en el sillón mirándome, divertido.

 

            “A ella – empezó a decirme con una voz odiosa y cargada de maldad – no le deje quitarse la vida después de que leyera el libro. Todos tienen esa mala costumbre, parece que no les agrada las compañías que usted y yo compartimos.

            Parado en medio del salón me encontraba petrificado, no podía articular palabra debido al asco y el asombro que, mezclados con el miedo me habían destruido mentalmente.

            Parece querido profesor – continuó aún usando un tono irónico – que en su caso hizo trampa, ¿no? Usted no termino de leer el libro completo y por eso no hizo efecto tan rápido como en otros. Luego fue que él me dijo lo que ocurría, su estúpido perro lo salvaba cada noche y claro, el no podía tocarlo.

            Sé a qué vino profesor, y me extraña que no lo haya hecho antes, de todos modos entenderá que no me preocupan sus intenciones porque sé que ya no hay mucho de usted en ese cuerpo. Ya él ha acabado con su cordura profesor y no puede lastimarme… por favor deme el cuchillo… gracias”

 

            Le había entregado el única arma que había llevado para acabar con su existencia pero estaba muy débil para empuñarla… sabía que estaba perdido más allá de toda pesadilla.

 

            “Aunque quisiera acabar con usted personalmente le dejare terminar de leer mi historia… solo le falta un trozo y así podrá entenderlo todo, tome asiento”

            Me senté justo frente al cadáver… ya no sentía miedo, de hecho no sentía nada, tome el cuento y fui hasta la última página, donde me había quedado.

            La lectura fluyó de nuevo y me vi arrastrado de nuevo a ese infierno particular donde él me esperaba, El Caos se presentaría para devorarme y yo ya no me opondría, quería morir de una vez y fue quizá la absoluta tranquilidad con la que abracé esa idea por la cual no pudo tocarme.

            La última palabra del cuento resbaló por la hoja en la que estaba impreso y descubrí que el hechizo se había, si no roto, al menos estaba en suspenso… aún tenía tiempo de hacer algo…. Tome el cuchillo de la mesa y giré con violencia hundiéndolo hasta el mango en el pecho del joven que me miró con sorpresa y pánico en los ojos…

            Tomé el cuento y lo llevé a casa luego de comprobar que el joven hubiese muerto y lo quemé en el jardín.

            Debía sentirme aliviado al no escuchar un lamento que viniera de su páginas pero no pude evitar sentirme preocupado. El Caos me había dejado huir de él y había matado al único ser vivo que podía ayudarle a cosechar más victimas… ¿Por qué?

             Al entrar a la casa obtuve mi respuesta… mi computadora estaba encendida y conectada al internet. La página a la que había accedido al parecer sola, era un blog, donde Marcos, esta misma noche, dos antes de morir, había subido el cuento integro y ya tenía varios cientos de visitas.

            Marcos no había muerto porque si, El ya no lo necesitaba y se había deshecho de el usándome… así que tampoco me necesitaba a mí.

 

            Se que caeré dormido en cualquier momento… estoy agotado y ya no pienso con claridad… guardo en mi casa un poco de veneno similar al que usó Marcos para matar a mi perro y lo consumiré apenas vea que este relato está en la red. No seré la presa de El… pero tampoco puedo detenerlo. Al igual que cuando leí su cuento no podía recordarlo, ya no recuerdo la dirección del blog y no está guardado el historial… ya es tarde para tanta gente.

            Acabo de ingerir el veneno que corre por mi cuerpo, veo borroso y estoy muriendo…

 

Lo siento.


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