Esperanza (parte 2)

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Ayer volví a verte… estás tan diferente a como te recordaba… tus cabellos se han tintado de plata, esa hermosa sonrisa que me fascinaba ya no florece en tus deliciosos labios, la mirada de ternura con que siempre me encontraba en tus hermosos ojos negros se ha esfumado, ahora eres todo dureza, como si… como si tuvieras una fría armadura de metal que has debido colocarte para ir a la batalla… de repente se asoma el hombre que alguna vez fue cariñoso conmigo… pero te das cuenta de ello e inmediatamente dices algo que lo contrarreste… contradictorio diría yo… contradictorio y cruel. 

 

Es como si aunque quisieras no debieras acercarte a mi… me desconciertas… se perfectamente que no puedo creer en tus palabras, que tus acciones anteriores han lastimado demasiado y no debo olvidarme de ello… pero es curioso como la vida gira, a nadie hago concesiones sobre mi frialdad e incredulidad, a nadie, sólo a ti. Es tal el amor que aún te tengo que si dijeras blanco y fuera negro te creería… un escalofrío recorre mi espalda al tenerte cerca, pienso en ello y me decido… no quiero volver a perderte! Quiero tener de ti lo que sea que puedas darme, lo que sea que quieras darme. Cualquiera que me viera diría que estoy mendigando amor, cariño, que debo amarme un poco y no tolerar que vuelvas a hacerme daño… pero ni la razón puede con la locura del amor que siento y acepto de ti lo que quieras ofrecerme por el tiempo que tú quieras. 

 

 Hemos quedado de vernos mañana… y ésa es la razón por la que estoy nerviosa, tanto que me paseo de un lado al otro de la estancia… trato de calmarme y me acerco al estante lleno de libros y tomo uno al azar… comienzo a ojearlo más perdida en mis pensamientos que concentrada en la lectura, de repente algo llama mi atención… hacia tanto que no leía un libro tuyo… y tenía que ser ese especialmente… una frase llena de amor a ojos de cualquier lector aparece… y sin embargo a mí me hace llorar de dolor… 

 

“…Amor, jamás te podrás escapar porque decidí por siempre para ti vivir, mañana temprano te volveré a encontrar, porque al despertar descubro que habitas en mi corazón y aun cuando no estés, tu mano vuelvo a estrechar, descifro tu andar, te dibujo en las nubes de espuma y con mis huellas marco en la arena un camino que no se borrará jamás, ese sendero que me lleva al encuentro de tu amor…” 

 

Esa novela que escribiste cuando estábamos juntos… por la que pasamos horas encerrados en la cabaña de mi padre, disfrutando de la paz y la quietud del campo y del mar… del amor y la pasión… no sé cómo congelar mi corazón para que los recuerdos no me hagan daño, para que tus palabras no me afecten… palabras que en su momento fueron la gloria y después el más terrible infierno…

 

 Necesito tomar un respiro, dejo el libro sobre la mesita del café y me dirijo a la ventana, un poco de aire fresco despejará mi mente. Debo estar tranquila, segura de mi para que la esperanza del mañana se fortalezca… es tan difícil hacerlo… difícil si, ¡pero no imposible! Soy de esas pocas personas que nunca se rinden cuando de verdad quieren algo… y yo a ti no te quiero, ¡te amo! razón de más para luchar por ti. 

 

“…Acaso crees que esos labios tan suaves, se hicieron para no besarlos!!! Y esos ojos tan grandes como el amor, se crearon para no mirarme en ellos??...” 

 

Mi mente sin querer regresa a instantes junto a ti, a frases que alguna vez dijiste y que yo creí… ¿en qué parte de esta historia tus palabras se tornaron oscuras, hirientes, perversas? No lo sé a ciencia cierta… ¡quiero olvidarme de ello! En este punto me pregunto si de verdad valdrá la pena todo el dolor que he sentido, todo lo que he sufrido y llorado por ti… y sin pensarlo digo sí, claro que vales la pena… eres el hombre que se acerca a lo que siempre quise, a lo que cansada de buscar sin querer me encontró a mí. ¡El hombre por el que estoy dispuesta a todo por verlo feliz! Nadie me había inspirado tal sentimiento, por nadie nunca lo había sentido, querido; sin embargo es como si te conociera desde siempre, como si algo más allá de lo consabido nos hubiera unido desde el inicio de los tiempos. Sé que en algún momento de nuestra relación tú lo sentiste también… estábamos tan unidos… 

 

¡Debo dejar de pensar en el pasado! Ahora sólo queda aprender de él y sacarle el mejor partido a lo sucedido, tendré que aprender del camino andado, buscar otros senderos que me lleven al éxito contigo, a lograr el amor en plenitud juntos tu y yo… ahora sé que sí y que no decir, ahora sé que sí y que no hacer… espero que el cielo me bendiga y que el amor sea el motor que guíe mi alma y que aquello que escribiste alguna vez pueda hacerse realidad… 

 

“…Tenemos horizontes sin final, dame tu mano y dame la oportunidad de juntos navegar que aún tenemos un océano por recorrer y nuestras vidas se unan en una historia sin final construyendo día a día un nuevo amanecer…”

 

 

Malu Ramírez

 


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