El despertar

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Te veo dormir… Me acerco a vos, tu perfume a rosas llega hasta mí y bajo las sábanas adivino las formas de tu cuerpo… tu respiración tranquila… Por un momento pienso seriamente en dejarte descansar unos minutos más…

Pero me meto bajo las sabanas, beso tus pies. Subo por tus piernas con mis manos y mis labios, rozándote a veces, sin dejar de mirarte… Aun duermes y oigo una pequeña respiración agitada… un suspiro en sueños…

Entre tus piernas, mis dientes rozan los muslos, por encima de tus rodillas… Me sonrío al ver tu sexo y mis manos se elevan por tus piernas y pasan a cada lado, sin tocarte aun. Un nuevo gemido… una mordidita de mi boca… tus piernas que se separan y la tibieza de la parte interna de tus muslos encuentran mis labios… Subo por ellos, cerrando los ojos, sintiendo ese aroma que comienza a imponerse a las rosas y me guía.

Avanzo… Mi nariz roza tu entrepierna y mis manos, apoyadas sobre tus caderas, sienten el temblor de tu cuerpo. Mis uñas pasan suavemente un poco por encima de tus caderas. Un nuevo temblor… Los dedos acarician mientras otro gemido escapa. El índice gira alrededor del ombligo. Baja… Siente la piel suave de tu vientre, juega sobre los vellos…

Ambas manos bajan por ese monte, se acercan a tus labios, sin tocarlos, sabiendo del secreto altar que esconden. A cada lado, los dedos presionan mientras acerco mi cara… Empujo con mis dedos hacia cada lado, abriéndote a mí, como una flor secreta. Y aspiro entonces tu aroma. Me acerco hasta casi rozarte… Entre sueños, pero ya con tu boca entreabierta, relamiéndote, las luces del día comienzan a filtrarse en tu conciencia… el sonido de mi suave aspirar.

Al mirar hacia abajo, la luz de la ventana ilumina un pequeño halo húmedo que se destaca… Y ahí, solo en ese momento, mi boca baja. Y con delicadeza infinita comienzo a lamerte. Tus muslos se mueven… un nuevo gemido… Mi sonrisa al probarte, sintiendo tu sabor sobre mi lengua. Unas gotas, ligeramente ácidas, que recojo con la punta , llevándolas a mi boca, mirándote a los ojos que comienzan a abrirse sorprendidos, mojo mis labios con ellas (y sí… veo tu latir, la pequeña contracción maravillosa de tu conchita)

Luego, busco tus labios, los atrapo entre los míos… Estirándolos mientras tus dedos se meten entre mi pelo… acarician mis sienes… bajan por el costado de mi cara y recorren mis mejillas. Tus ojos brillan cuando éstas se hunden al succionarte. Me elevo, estirándolos hasta que escapan con un chasquido. Y mi lengua se apoya entre ellos, avanza, como por un desfiladero, en dirección a tu clítoris. Me detengo justo antes de llegar a él. Tus dedos presionan, muerdes tu labio inferior

Giro alrededor y tus caderas tramposas se elevan, logrando el roce. Río al mirarte y lo atrapo en mi boca, Sientes la calidez de mi saliva, rodeándolo, el roce de mi lengua, húmeda y dura, al moverse cerca suyo… la sensación al tomarlo como un pezón, chupándolo y haciendo que se estire. Vuelves a gemir, fuerte esta vez, y bajo entonces deseoso, hambriento de tu sexo

Mi lengua te penetra y la aprietas. Siento tu latir cuando lo haces, ese pulsar rítmico tentador, tus jugos que resbalan contra mí, tu sabor nuevamente tentándome a más, más y más…Veo al separarme, la línea húmeda que baja desde tu sexo, resbalando lentamente sobre tu culito apretado y casi cayendo sobre las sábanas. Sonrío juguetón y bajo a atraparla, Mi lengua se ubica debajo de esas gotas a punto de caer, las recogen, deshago el camino de esa línea, llevándola nuevamente a tu sexo, volviendo a penetrarte. Tus pantorrillas acarician mi espalda. Gimes y me sujetas del pelo como si sostuvieras una brida (y lo haces, dirigiéndome, animal salvaje, a beberte)

Juego a lamer, entrar en vos, sentir tu latir fuerte presionándome,

Beberte entonces, entre tus gemidos y mi respiración agitada. Hundirme en vos y que sientas el apoyarse de mi nariz, tan cerca de tu clítoris… Volver a aspirarte, no poder evitar la sonrisa al mirar tu cara brillando de deseo, tus pezones duros, el temblar de los músculos de tu abdomen, tu mirada fija en mí.

Gritas, aunque no llegue el orgasmo aun, pero gritas excitada. Te aferras a mi pelo, me empujas contra vos, sosteniéndome, como evitando mi fuga (como si algo así pudiera pasar!!!). Y siento entonces como tus pies se apoyan en mi cuello, lo recorren , subiendo. Los apoyas contra mi cabeza también… y presionas

Lates y me aprietas. Gimes y gritas, sosteniéndome fuerte mientras tu gusto llega a mí. Y entonces… mis manos te sostienen de las caderas. Voy poniéndome de rodillas en la cama, sin dejar de beberte, sosteniéndote a medida que cambio de posición. Tu espalda queda apoyada sobre mi pecho (mi pija se apoya en ella hasta que una de tus manos lo atrapa). Aun me presionas y espero tu estallar, el orgasmo que te lance contra mí…

Entonces lo siento. El grito de placer lo llena todo y te bebo, te siento en mi boca, como una fuente de placeres insospechados derramándose en mí. Manos y pies sosteniéndome, tu mirada sosteniéndome, tus gemidos haciendo que mi beber se vuelva feroz…Gritas... gritas... Tu voz se oye fuerte, temblorosa a la vez mientras gritas mi nombre. Aprietas mi lengua… te quedas detenida, la boca entreabierta, en silencio, temblando durante unos segundos infinitos… y te rindes.

Tu cuerpo se afloja. Siento el peso de él cuando debo sostenerte y te bajo, apoyándote en la cama, temblando, gimiendo…respirando a bocanadas…riendo, al fin, de placer…

Me acerco a vos, besándote (mi cara un poco colorada, empapado de tu concha) y entonces te abrazo, sosteniéndote contra mí, susurrando un:

-Buen día, amor...


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