Superman en el diván

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- Hasta los cojones, pero lo que se dice hasta los cojones y un poco más. Estoy harto de ser el ar-

quetipo de superhéroe indestructible: volador, cuerpo de acero, visión calorífica, rapidisimo, rayos

X que viene de un planeta mega lejano de otra constelación… Si soy de la Tierra, hostia puta, cho-

rra, cabrón, hijo de perra, soplapollas... No, no se asuste, doctor, es que en los cómics nunca me

dejan decir palabrotas porque como soy un personaje para la infancia e inadaptados socialmente,

no se me permite nunca decir tacos ni cagarme en Dios y en la virgen; así que como ante us-

ted puedo explayarme a conciencia, pues me libero. Estoy hartito de mi vida, ¿usted sabe lo que

es estar tranquilamente en tu casa tomándote una cervecita con los colegas viendo el partido o

en algunos casos asomándome por la ventana para ver con mi visión de rayos X la ropa íntima

de las mujeres y que de repente haya un accidente espacial y tenga que salir con lo puesto (por

suerte siempre llevo el traje, no me dejan quitármelo ni para dormir) para ir a socorrer a alguien o

que Lex Luthor monté alguna de las suyas?... Estoy hasta los cojones. Uno también tiene su vida

social. No puedo estar resolviendo los problemas de los demás, no soy Dios. El gilipollas que dijo

“un gran poder, conlleva una gran responsabilidad”, mejor que se hubiera dedicado al porno duro.

Yo lo que quiero es trabajar tranquilamente en la granja con mis padres y dejar de sonreír a todos

esos gilipollas del Daily Planet o Bugle o como coño se llame, por que ya no sé ni en que periodi-

co trabajo, y dejar de fingir que no me entero de que en verdad todo el mundo sabe quien soy en

realidad. ¿Pero a qué clase de mente enferma se le ocurrió crearme una identidad secreta ponien-

dome solo unas gafas de graduación falsa y la raya del pelo hacia el otro lado? Joder, es que soy

patético, la verdad. Cada vez que me miro al espejo siento vergüenza de mí. Parezco un puto

gañan con los calzoncillos por fuera. Normal que Batman me tirase los tejos el otro día. Ah, pero

yo se lo dejé bastante claro porque, a mí, mariconadas, las justas. No sé, doctor... Me gustaría ser

como el resto de los benditos mortales, coño. Levantarme a las ocho para ir a trabajar, inten-

tar ligarme a alguna guarrilla pa´ darle to´ lo suyo y después meterme unas rayas en los lavabos

para aguantar la fiesta, no pido más. Pero es que en aquella época no había otra cosa a la que

dedicarse y a dos mentes "privilegiadas", que cuando no se estaban masturbando, estarían espian-

do a las animadoras del equipo de baloncesto del colegio, dijeron: "Vamos a crear a un héroe que

sea la polla y que sea indestructible” Menos mal que en un arrebato de inspiración a alguno de

ellos se le ocurrió: "No, pero tendrá que tener algún punto débil, por mínimo que sea, porque sino

la "tragedia griega" no tendría mucho sentido y la gente se acabaría aburriendo". ¿Usted a leído

alguna de mis historietas, doctor?

 

- Soy psicoanalista y, no, no soy un gran aficionado a los cómics.

 

- ¿Lo ve? esa es otra cosa que me repatea el hígado, todo el mundo se piensa que soy alguien

que solo existe en los cómics. No sé, que soy un ser humano con sentimientos ¿Como se senti-

ría usted si la gente no lo considerase real? Si cuando Sartre dijo que el infierno son los otros,

cuanta razón tenía... En fin... Ah, no, espere, que luego está la Lois Lane que no hace na´ mas

que ir de tras de mí porque sabe que soy Superman. Como odio a la gente que como no pueden

ser famosos por si mismos no les queda mas remedio que juntarse con alguien que si lo es. Lue-

go encima es que es una puta de mierda que solo quiere coca gratis y follarse a medio Holly-

wood, y por ese aro si que no pienso pasar. Ay, doctor, si la gente supiera esto de mí, seguro que

dejarían de tomarme por el icono de la justicia y la verdad que finjo ser. Yo siempre he querido ser

el malo, ¿sabe?, porque... ¿si?

 

- Disculpa, Superman, pero es que no eres el único superhéroe con el que he de tratar hoy, aún

tengo que ver a Daredevil, el Capitán America, Hulk, Linterna verde, Flash, Los Cuatro Fantásticos,

Thor, SuperGirl, Catwoman, Spiderman y todos los X-men.

 

- Vale, vale. Me alegra saber que no soy el único superhéroe jodido. Bueno, pues hasta la próxi-

ma, doctor. ¿Me da su teléfono particular por si tengo alguna recaída por abuso de estupefacien-

tes?

 

- ¿Te importaría decirles a... Los cuatro fantásticos que pasen?

 

- Cómo no.


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