La Pareja Perfecta Parte I

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Cansado ya de fracasar amorosaestablemente se puso a maquinar la pareja perfecta. Sabía a ciencia cierta que las relaciones estabiloamorosas entre dos personas eran criaturas mitológicas, mentiras que cuenta la gente, como la luz mala, el minotauro, o el pombero. La ecuación no cerraba con dos variables, la pareja perfecta era un trío. Hombre hetero, mujer bi, mujer les o hombre gay, hombre bi, mujer hetero. Se puso a sacar cuentas si daban los números para una sociedad así pero rapidamente pensó no importaba, que cualquier cosa era mejor que esta farsa de parejas estables y felices que en realidad se odian o se separan. En lo único que había que coincidir era en la conveniencia de esta idea, los argumentos eran:

 * La mujer bi en una relación con una sola persona, sea del sexo que fuera se sentía incompleta.

 * El hombre, inconteniblemente infiel tarde o temprano ponía en riesgo la relación, por más perfecta que fuera.

 * La mujer les, inconteniblemente infiel tarde o temprano ponía en riesgo la relación, por más perfecta que fuera.

En un trío las tensiones de las relaciones se equilibran, amén de que permite pequeñas separaciones, tan necesarias, sin necesidad de soportar soledades o poner en riesgo la reconciliación.

El problema es que había que hacer llegar  a una mujer bi y a una mujer les el mensaje revelador, y la gente anda un poco cansada de falsas revelaciones y cuando se les presenta una verdadera no le dan cabida.

El punto de acceso era la bi, y ahí debería armarse una relación de mucho vínculo afectivo y un sexo un poquito deficiente, que despertase el deseo por la les. Conseguir una bi fiera era fácil, las fieras te dan bola y te cuentan todos sus secretos más íntimos en cinco minutos, pero eso implicaba fumarse a la bi fiera y al bagarto les que podía llegar a conseguir. No, convenía tomarse el laburo de establecer una relación amorosa con una bi pasable, cuanto más linda mejor. El tema del openmind, o preparación para la revelación, está un poco más resuelto entre las minorías sexuales, pero igual convenía comprobar que ese era el caso. No era tarea sencilla, en un ambiente les estaría compitiendo con un montón de mujeres en un ambiente donde una bi busca mujeres, pero si conseguía hacer contacto la probabilidad de que la chica fuera una hetero descolgada era baja, si estaba ahí y te daba bola fija que era bi. La otra era frecuentar ambientes hetero y tratar de sacar por la cara, los gestos, las actitudes si podía llegar a ser bi, mayores probabilidades de conseguir la mina, menores probabilidades de que fuera bi. También estaba caliente, eso no ayudaba a enfocar correctamente la búsqueda. Puso manos a la obra, empezó por la técnica de levantar en lugares para héteros (porque era un genio, pero un genio calentón) y rompiendo la regla de la fiera, porque tampoco es que ganaba tanto. Persistió en ese plan dos años, con un saldo de siete heteros, todas fieras. Consideró que había enfocado el tema por el lado equivocado. El tema de que sea bi no era tan sencillo, iba a tener que probar frecuentando ambientes les y la que le diera bola casi seguro era bi (el tema de lo linda era un plus que también estaba dispuesto a resignar). Trató de hacer trampa, imaginó con justa razón en un ambiente les no le iban a dar ni la hora, si iba de sigo mismo entonces creó un perfil de mujer deseable en una página de contactos y le llovieron propuestas. El tema era que había que seducir mucho antes de realizar el encuentro, para que si había una mínima veta bi se despertase al momento de verse desde el intelecto supliendo la decepción por la imagen no esperada. Y las chicas estaban ansiosas por saborear el papo de esa ficticia mujer más que de ser seducidas por un intelecto masculino. Pero finalmente sucedió el milagro, a una de las que se encontró no le pegó un cachetazo ni le rajó una puteada, se desconcertó pero algo funcionó (después se enteró de que la mina andaba como el orto con la mina con la que andaba y quería cagarla sí o sí, sin importar con quien) y no se fue, y ahí las tácticas de seducción funcionaron, tuvieron un sexo rico (después se enteró de que en realidad para ella había sido vomitivo) y quedaron en seguir viéndose. Se empezó a generar una amistad y algún que otro buen polvo, pero ella sobre todo lo buscaba para hablar de la mina que la tenía loca, él la escuchaba atento y trataba de manipularla para que estuviera siempre medio peleada pero super enamorada y caliente, una relación bien enferma, cosa de preparar el terreno para la revelación y ser bien recibido, funcionó un tiempo la manipulación hasta que el sexo empezó a ser cada vez más escaso y la loca se consiguió otra mina con la que tuvo una relación “sana” de pareja, un mito. Se desalentó un poco, se alejó como amigo de la mina diciéndole -Sos una heterogay alternante como una baliza, andá con esa putita que seguro que te caga. y empezó a buscar cualquier cosa abandonando su fe, cuando un día recibió un mensaje en la cuenta del gato inventado: Sé lo que estás buscando y yo quiero lo mismo, y un número de teléfono.


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