¿Cómo esconder un diligente latido,
silenciar un libidinoso pestañeo
o ahuyentar deseos ajenos?
¡Cómo vuelan tus mentiras
cuando amas esmeraldas
en los ojos de otro ángel!
¿Cómo encender ahora hogueras
en este jardín encharcado
que arreciaron cien tormentas?
¡Cómo olvidan tus pupilas
un reflejo de otro tiempo
que encontrabas en las mías!
Tal vez me hiciste creer
que volamos juntos el cielo,
como a tantos otros ángeles,
y tan solo voló mi esperanza
cuando soltaste mis alas
creyendo, necia, ser libre.
Tal vez esta lluvia eterna
me impide batir las alas
y como madre me aguarda
de querer emprender vuelo
para no volar muy alto
y que me caiga de nuevo.
Tal vez no quiera creerte
y quiera poner en tus alas
el peso de gotas de agua
que aguanta mi pobre espalda
para que sientas lenta la muerte
mientras la vida te ahoga.
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