El soldado enfundado

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La patrulla 13 volvía a llegar tarde a su puesto. Esos novatos deberían de aprender algo sobre la puntualidad. Si no llegaban pronto el coronel Harrison se pondría hecho una furia, no quería ni imaginarme lo que les haría.

Decidimos ir a inspeccionar la nueva área encontrada entre el coronel y los capitanes de cada patrulla. No todas las patrullas estaban disponibles en ese momento, pero la 13 no era una de ellas.

Esta patrulla era especial para casi cualquiera que estuviese aquí, pues la mayoría empezamos ahí. La patrulla lo formaban todas las personas que estuvieron cerca de ir a la cárcel o que prácticamente era un trastorno en la sociedad en la que vivían, como yo o la gran parte de las personas que tenía ahora mismo enfrente mía. En realidad, todos entendíamos como debían estar en este momento pero, esto era así, o abandonabas y tomabas el camino que descartaste en aquel momento elegido o, aguantabas lo suficiente para convertirlo en tu día a día. Este último no estaba mal, yo llegue a ser capitán de mi propia patrulla.

El calor y el blanco brillo del desierto me dejo un momento aturdido, hasta que sentí la mano del coronel lanzándola sobre mi hombro, sabía que no me encontraba bien, asique me indicó que fuese en su búsqueda. La verdad es que agradecí el gesto, sabía cómo convencer a la gente rápidamente, sin ningún reproche marche hacia ello.

Decidí pasarme por la fuente a refrescarme antes de ir hasta allí, dejando el arma a un lado de ella y bebiendo de la poca agua que salía por ella. Recogí mi rifle, y marche hacia el campamento en el que se encontraba la patrulla 13.

Cuando llegue a la entrada del campamento no pude despreciar el mal olor que se llegaba a apreciar, parecía que la higiene tampoco era su punto fuerte. Cuando entre, me quede con la tela de la puerta sujetándola con la mano, me quede inmóvil por un momento, todo estaba manchado con la sangre de aquellos soldados. Parecía un ataque desprevenido ya que ninguno de ellos pudo protegerse, pero cuándo fue esto.

Oí a lo lejos el grito de alguien conocido, provenía del lugar donde nos reunimos. A continuación, se oyeron disparos de defensa, uno de ellos me llego a atravesar el hombro izquierdo. Me arranque un trozo de la camisa e intente taparla con fuerza como si de una gasa se tratase.

Fui lo más rápido que pude hasta el lugar de la reunión, por supuesto que fui cubriéndome para que no volviera a herirme otra de aquellas balas perdidas. Cuando llegue al último campamento en el que podría estar seguro, me pare un momento bloqueado por el terror de averiguar con lo que podía encontrarme allí. De nuevo volví a sentir como el calor de aquel maldito desierto estaba a punto de derrumbarme, decidí moverme antes de que volviese a afectarme por completo. Salí de mi escondrijo y apreté el gatillo nada más ver el movimiento de alguien que se encontraba en la caja, otra vez volví a llegar tarde, todos aquellos que fueron mis camaradas estaban muertos.

Desde la caja a la que dispare se oyó la voz del coronel pidiendo el alto el fuego. Al reconocer su voz baje el arma y fui corriendo hacia él para socorrerle. Cuando me apunto con su rifle pare de correr. “¿Por qué lo has hecho? ¿Por qué los has matado?” Me grito cuando me quede inmóvil.

No entendía nada de lo que me pregunto pero sentí como un escalofrió paso por mi cuerpo al pensar el por qué no salió antes ninguna bala de mi rifle ¿Tendría el seguro echado? Empecé a pensar que realmente lo hice yo.


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