No quiero despertar de ti

Por
Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
2521 visitas

Marcar como relato favorito

Como cada noche llegaste a casa, extasiado de tanto trabajo, ansioso por llegar y volver a verme. Yo estaba ahí sentada en el sofa leyendo uno de los libros que tanto me apasionan. Nada más verte y como cada noche, me dió un vuelco el corazón. Tu mirada seguía perdida, tu rostro reflejaba el dolor y la apatía por vivir que estos últimos años te habían acompañado. Y como siempre no me dedicaste ni una sola mirada. Era algo que no lograba entender, pero me había hecho a la idea que ya nada volvería a ser igual. Te acercaste a la nevera y te calentaste la cena, encendiste la televisión, simplemente porque te hiciera olvidar el día que habías tenido, pero sabías que mañana sería otro dia igual.

Tras terminar de cenar, recogiste la mesa y sin tan solo dirigirme una palabra te fuistes a la cama. yo subí tras de ti. Observaba con atención como te ponias el pijama y te tomabas la pastilla que el medico te receto hace años para conseguir conciliar el sueño. Por fin te metiste en ella, pero no me quisiste ni dar las buenas noches, te diste media vuelta dandome de lado, mientras tanto yo no paraba de abservarte. Mis ojos eran sólo para ti, mi boca necesitaba tus apasionados besos que tanto me gustaban y que me elevaban a lo mas alto de los cielos. Aún recuerdo esa mirada tuya de pasión, de amor, de lascivia. Siempre clavabas tu mirada en la mia mientras me hacias el amor. 

Cada noche al llegar a casa, lo primero que hacías era correr junto a mi a darme ese beso tan deseado y contarme lo estupendo de tu trabajo, de tus compañeros, de tu día. Hasta el más mínimo detalle te hacía ser feliz. Recuerdo cuando, totalmente ilusionado, me contabas que tomando café en un bar el camarero te sonrió y tu le devolviste la sonrisa desandole que pasara el mejor de sus días. Te parecía extraordinario que un extraño te dedicara una sonrisa y siempre decías que era el mejor de los regalos y el mayor aliento para comenzar el día. te bastaba tan sólo eso...... La sonrisa de un extraño.

Tambíen recuerdo el deseo de que llegara el fin de semana para poder estar juntos, a veces, incluso a hacer una escapadita solos tú y yo, donde pasabas las 24 horas del día dándome tantos mimos y amor que daría mi vida por detener el tiempo y evitar que llegaran los lunes.

Tras unas largas horas dando vueltas en la cama por fin te quedaste dormido. Era mi momento. Siempre esperaba a que por fin cayeras rendido para abrazarme a ti. Era el único momento que me lo permitias.

Te giraste entre sueños y me miraste con los mismos ojos de dulzura de siempre, esa mirada que tanto me llenaba de ti. Me abrazaste y comenzaste a ser tu mismo de nuevo. Cada beso era una alegoría a la vida, a la esperanza y a la ilusión. Tu mirada penetrante me hacía tuya sin tan solo tocarme. El brillo de tus ojos me iluminaba el alma y yo me derretia entre tus brazos. Quería y sentía la necesidad de parar el mundo, detenerlo para ti. Saber que estarías siempre con esa sonrisa que tanto te caracterizaba, pero al final las pastillas hicieron su efecto y el sueño más profundo te sumió entre sus brazos.

Dormí toda la noche abrazada a ti, pero al despertar sería el último amanecer a tu lado. Sonó el despertador y te levantaste de la cama de un salto. Siempre era así, en eso no habías cambiado nada. De repente te giraste en mi busqueda, a ver si seguía como cada amanecer aún entre sueños y al no verme tu alma se volvió gris de nuevo. Apareció de nuevo el rostro desangelado y moribundo que te sumia estos años atrás. Te sentaste junto la cama y en el regazo aún estaba mi foto. Aquella que tanto te gustaba, porque decías que mi sonrisa era el mejor amanecer que la naturaleza puede dibujar, que hasta el sol despierta con envidia, ofreciendo diferentes e incansables amaneceres, a ver si es capaz de asemejarse a mi.

Mientras mirabas la foto, cogiste la nota que había junto a la mesilla y tras leerla mil veces una lagrima se vino a tu mejilla, de las pocas que tus ojos podían producir ya. Los tenías desgastados de tanto llorar. Y como cada dia en voz alta , pero entre susurros volviste a decir mi nombre, acompañado de un " Te quiero ".

La nota era del día de mi muerte, en ella te contaba que ese viernes cuando volvieras de trabajar te esperaría en la casa rural donde me llevaste la primera vez, que con las primeras nieves el paisaje sería precioso y te tenía reservada una sorpresa que uniría nuestras vidas para siempre. Pero a mitad de camino cuando venías en mi busca, te encontraste el accidente. Policia y bomberos rescataban mi cuerpo de aquel barranco, donde por culpa de un animal di un volantazo y el coche cayo al rio, sin dejarme opción de salir de el. Junto a mis pertenencias te entregaron el anillo de prometida y lo que nunca supiste es que me había hecho la promesa de pasar cada noche junto a ti el resto de mi vida, hasta que fueras tu quien perdiera esa sonrisa, por eso y tras varios años de espera, se que nunca la recuperaras jamás. Adios amor.

 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed