Si el tiempo sobrevolara esta casa.. se quedaría un rato más

Así sobrevolaba el paso del tiempo,  se escondía en cada rincón de la casa que podía, se metía en el polvo de las esquinas que la imaginación había descuidado en limpiar. Los libros recitaban historias en los corredores cotidianos hacia la sala, el cuarto y porque nó, del baño.

En ese tránsito de pensamientos, imágenes efímeras y certezas mundanas las atravesaba los pies ligeros y la sonrisa más grande de la más pequeña de la casa, Corría por los pasillos y se entretenía escuchando y observando el color de las flores, el olor de las notas musicales, de las historias más tiernas y fantásticas que allí circulaban. En una baldosa rota se podían crear las más increíbles fábulas, mundos donde podían convivir hadas, princesas y los pobres lobos feroces que los cuentos se han encargado de ensuciar. De vez en cuando aparecían las piratas en busca de tesoros perdidos y superhéroes que salvaban a quienes no podían defenderse.

Dependiendo de la inspiración se podían escuchar notas de una guitarra que con esmero se afinaba con un oído desafinado, sonidos graves de una lonja descuidada y la musicalidad más dulce de un piano acariciado por una mano con dedos finos y anillos de plástico.

Si el tiempo sobrevolara esta casa, sin dudas se quedaría un rato más, porque en ella inunda el color de las princesas, la gracia y la sonrisa de ensayos de baile en un mundo de fantasía sostenido por una puerta de papel.