Sexy, muy sexy, ...

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Mmmmm, sexy, sexy, muy sexy, ...

¿Atractiva?, si, muy atractiva, tremendamente atractiva.

Poderosamente atrayente.

Magnética, siiii.

Imposible no mirarla.

Esas piernas, mmm, largas, esbeltas,...

Ese conjunto negro, ajustado, la falda corta, con esos botones blancos,...

Empiezo a imaginar la agradable y excitante sensación de ir soltándolos uno a uno, despacio.

Y el cuerpo que se intuye que hay debajo de esa ropa,..., esas caderas, y los pechos que se adivinan generosos,...

¿Qué lencería llevara? ¿Será sexy, de encaje?  Y las medias, me las imagino solo hasta medio muslo...

Con el pelo largo, esa melena que le cae por la espalda, ¿de espaldas será igual de atrayente?

Pero esa mirada, me está trastornando, mejor dicho hipnotizando, esos ojos penetrantes, grandes, desafiantes, marrones oscuros, casi negros, bonitos, cautivadores.

Es imposible dejar de mirarla, no puedo evitarlo, me gustaría seducirla, conquistarla, poder saborearla, tocarla, acariciarla, verla disfrutar conmigo, verla temblar de placer, de gusto,...

Me ha visto mirándola y he apartado la mirada, pero vuelvo a mirarla, y cruzamos la mirada.

Sigo viendo sus movimientos, sus gestos,... y vuelvo a encontrarme con esos ojos marrones, esta vez me ha pillado mirando su escote, pero sonríe,...

Esa sonrisa me anima y al mantener de nuevo la mirada con ella, mmm..., noto un calor tremendo por todo el cuerpo, la excitación se apodera de mí. Ahora sin saber porque soy yo el que sonrío y me devuelve la sonrisa, esta vez más pronunciada y para colmo me guiña un ojo.

¿Es verdad? o ¿me lo he imaginado? A mí, con lo tímido que soy. No me lo creo.

Llama al camarero. Y al poco le trae la cuenta. Le deja el dinero en la bandeja, y se levanta.

Da media vuelta, y me fijo en su melena, su culo, sí que es sexy también de espaldas. La falda que se le ha subido deja ver un poco más del final de sus medias, mmm... Se estira la falda, se pone el abrigo, parece que va a marcharse. Yo me quedo pensando, ... "tendría que haberle dicho algo, lo que fuera, para poder conocerla".

Y mi sorpresa es que al coger su bolso gira y recorre el pequeño pasillo que queda entre nuestras mesas y,... inclinándose hacia mí, me dice al oído, "ya que no dejas de mirarme, ¿porque no nos vamos juntos a otro sitio?".

No salgo de mi asombro. Esto no puede estar pasando. Una mujer así, y lo que me está proponiendo,...

Pues sí, pago, y nos vamos juntos...

(Seguiré contando ...)


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