SU MIRADA ME HIPNOTIZÓ

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Era un día muy caluroso del mes de julio y nos dirigíamos en coche a la tradicional fiesta de la ?Rapa das bestas en Sabucedo? con mi familia. La ?Rapa das bestas en Sabucedo? es una tradición popular de reunir a todos los caballos y yeguas salvajes de los montes de alrededores en un recinto cerrado para raparlas, marcarlas y  colocarles los chips. Lo importante de esta tradición es que no se utilizan ni cuerdas, ni palos ni ningún otro instrumento que no sea la destreza y la habilidad de los "aloitadores" con su cuerpo.

El ambiente era festivo sonaba música tradicional y la gente se agolpaba en las vallas del recinto para ver a los ?aloitadores? como dominaban y galopaban encima de los caballos salvajes y los dirigían al ?curro? donde los rapaban y marcaban para identificarlos.

Me situé en lo alto de una valla para ver bien el espectáculo cuando mi mirada se fijó en un chico de unos 20 años morenito con una camisa roja abierta permitiendo ver su musculado y sudado pecho encima de un caballo marrón precioso. El sol le daba de lado y su efecto parecía el de un foco que ilumina al actor principal de escena. Su melena larga, negra y ondulada volaba al viento con la velocidad de la zancada de su caballo permitiendo ver su precioso rostro varonil y de marcadas facciones iluminadas por su preciosa sonrisa perfecta. Mi mirada fue eclipsada durante minutos por él pareciéndome segundos. No podía dejar de mirarlo.

El tiempo pasó demasiado rápido y ya se había acabando el espectáculo. Mi familia sugirió ir a comer a la carpa y cuando me di la vuelta le había perdido de vista. Desilusionada nos dirigimos a la carpa con la esperanza de verlo más tarde.  De camino a la carpa lo buscaba con la mirada sin éxito y nos pusimos a la cola para coger mesa. Cuando por fin nos tocó para coger mesa y ya nos estábamos sentando  alce la vista y lo vi sentado dos mesas más adelante frente a mí con su cuadrilla de amigos sonriendo y charlando. Me puse tan nerviosa que me senté al instante, sonrojada y sudando debido a mi timidez. No podía creerme que la casualidad me brindase con una nueva oportunidad para no dejar de mirarlo. Dos personas nos separaban y me permitían mirarlo sin que él se diera cuanta, hasta que nuestras miradas se cruzaron. Me puse tan nerviosa que mi reacción me delató al instante y bajé la mirada. Pasaron unos segundos y volví a mirarlo y él me estaba mirando fijamente y me sonrió. No podía creerlo volví a bajar la mirada y le sonreí. Se había convertido en un  juego de miradas, sonrisas y coqueteos, mi corazón cada vez latía más fuerte tenía miedo que la situación fuera tan evidente que mis padres se diesen cuenta pero no podía evitar mirarlo hipnotizada por su sonrisa.

Cuando la comida acabó para ellos se levantaron de la mesa, yo no quería dejar de mirarle y de repente me deleitó con un pícaro guiño de ojo y se marchó con sus compañeros. Nosotros aún íbamos a tomar los cafés pero con la esperanza de volver a verle al salir.

Pasados unos minutos salimos de la carpa y nos dirigimos a una demostración ?cabalar?. Lo buscaba entre la multitud sin éxito parecía que ya me estaba resignando a buscarlo cuando le dije a mi madre que iba a orinar y me dirigí al aparcadero saliendo de la multitud por un camino poco concurrido, cuando ya alejada del bullicio de la gente, escuche a unos chicos hablando apoyados en un coche y cuál fue mi sorpresa que ahí estaba él sonriendo y hablando con sus amigos, me puse tan nerviosa que aceleré el paso y me escondí detrás de un árbol esperando a que se fueran y con la esperanza de que no se había dado cuenta de mi presencia.

Pasados unos minutos las voces ya se habían ido y me disponía a seguir mi camino cuando me giré y mi cabeza se golpeó con su pecho al descubierto. Él me había visto y estaba detrás de mí esperando a que me girase. Cuál fue mi sorpresa que los nervios se apoderaron de mí y lo único que quería era salir huyendo de esa situación tan asfixiante, con la cabeza baja me disponía a salir huyendo cuando su mano agarró la mía y me acercó a su pecho cálido, abrazándome con deseo cuando escucho al oído.-Me muero por besarte- una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo. Su mirada me tenía totalmente hipnotizada cuando se acercó lentamente pude escuchar su respiración como se aceleraba, se humedeció los labios y me besó despacio, lentamente como queriendo saborear cada parte de mis labios. Nos besamos una y otra vez estábamos totalmente eclipsados por el deseo. Mis piernas parecían que flotaran.

Pasaron unos minutos y estábamos abrazados, en silencio, apoyados en el árbol cuando escuchamos que venía gente. Inconscientemente ambos  nos separamos y sin mediar palabra comenzamos a caminar de la mano hacia el bullicio de gente. El camino se hizo muy corto pero debíamos de separarnos y volver a la realidad.  Cuando estábamos llegando  nos miramos un rato sonreímos y nos despedimos con un tierno beso y un cálido abrazó - Hasta la próxima vez -Me susurró al oído

Al momento vi a mis padres, ellos no se habían percatado de nada y seguí disfrutando de la fiesta y de nuestro juego de miradas y sonrisa.

No le hablé, ni le pregunté su nombre, ni su número de móvil? pero sé que lo volveré a ver.


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