Una tarde con Sebastían (Parte 1)

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Desde que conocí en persona por primera vez a Sebastian, sentí sensaciones extrañas, lo conocía pues es compañero de trabajo de mi novio Juan, con quien vivo, y Juan siempre me platica de él, que si Sebastián lo ayudó en esto o en aquello,
que Sebastián resolvió un problema bien difícil, que ya le recomendó esto. Vaya de veras que creía que Juan estaba enamorado de Sebastian. Esa tarde hubo reunión en sacas de Sebastian y me animé a acompañar a Juan. Desde que salió de la casa para recibirnos y
me abrió la puerta y ayudo a bajar, mi cuerpo me generó esas sensaciones extrañas, poco de escalofrío, pinchazos en la panza. Sebastian no es guapo, pero no es feo, tiene alrededor de 30 años y es completamente opuesto a Juan, es moreno de cabello rizado,
y le gustan los deportes, además que después de platicar con él te das cuenta rápidamente que es muy inteligente y tiene mucha cultura, que se ve trae de casa y la ha complementado con sus viajes. Además que muestra con orgullo los trofeos de varios deportes que
consiguió durante su adolescencia y juventud.
En ocasión de su cumpleaños realizó otra reunión y esta vez si fue muy rara, desde que lo vi sentí como mis pezones se pararon y endurecieron por un momento, esta repentina sensación me hizo sentir incómoda pero afortunadamente pasó rápidamente, sin embargo
ya en el interior de su casa y cuando se ofreció a quitarme el abrigo que llevaba, mi cuerpo me volvió a traicionar y me sentí estúpida y apendada, lo bueno es que Sebastián no pareció notar nada, continué disfrutando la reunión y afortunadamente no pase ninguna
situación embarazosa más.
Una tarde de domingo, estando sola en mi departamento, Juan había salido de viaje, me disponía a bañarme cuando me doy cuenta que el baño está inundado y no hay agua, me puse un short y una playera para poder limpiar el baño, noté que el lavabo tenia una fuga,
maldita suerte y ahora como le hago si pongo la bomba voy a tener una inundación, y siendo domingo donde voy a encontrar un plomero, me pregunté que haría Juan y la respuesta obvia fue llamarle a Sebastian, seguro que el conocería un plomero de confianza, pues además me daba miedo que
viera el plomero que estaba sola. Con algo de pena llamé a Sebastian pero me parecía la más lógica de las decisiones.
-Hola Sebastian, como estas?, habla Gina, la...
-Hola Gina, estoy bien muchas gracias, y tu que tal?..Se te ofrece algo en lo que te pueda ayudar?.
-uff si me reconociste pensé que no sabrías quien era y me da mucha pena molestarte pero ya sabes Juan está de viaje y tengo un problema con el lavabo del baño y me preguntaba si conoces algún plomero de confianza, pues no quisiera dejar entrar a cualquier desconocido ya que estoy sola.
-por favor claro que te reconocí, no te preocupes, dame una hora y voy para tu casa, le hecho un ojo a la fuga y a lo mejor lo reparo yo mismo, y si no ya le hablamos al plomero y yo te acompaño mientras él esté ahí.
-No, no podría molestarte tanto con que me des los datos del plomero.
-No es molestia, solo dame una hora y llego a tu casa con las herramientas.
-De veras que te agradezco mucho, entonces aquí te espero, de veras no es mucha molestia interrumpir tu Domingo.
-Que va, será un placer ayudarte.
A la hora tocaban a la puerta, sin pensarlo mucho abrí la puerta y ahí estaba Sebastian, cargando con una caja de herramientas, mi cuerpo me traicionó nuevamente y sentí mis pezones endurecerse y esta vez además mi vagina humedecerse y caí en cuanta que no traía ropa interior que con lo de la fuga solo
me había puesto la ropa exterior, inmediatamente intenté esconder la reacción de mis pechos con mi cabello, pero creo que más bien la hice más notoria, pues Sebastián, normalmente muy seguro, ahora lo notaba algo apenado y nervioso.
-Hola Gina gusto en verte nuevamente, como estás?
-Hola bien, aquí súper apenada por molestarte, pero no sabía que hacer.
-No te preocupes ahorita veras en un momento arreglamos el problema y no tendrás de que preocuparte. Me indicas donde está la fuga?.
-Claro, claro, sígueme esta aquí en el baño principal.
Llegamos al baño y me di cuenta que mi ropa estaba tirada, rápidamente la oculte para que Sebastián pudiera entrar.
-Aquí es.
-Perfecto, mira si es la manguera, la cambio en un momento y listo.
Sacó sus herramientas y se tiró a cambiar la manguera, yo estaba embobada viéndolo y nuevamente mi cuerpo reaccionó, mis pezones se levantaron y de repente me di cuenta que el dejó de hacer lo que estaba haciendo y me veía fijamente,
me sonrojé y el también regreso a lo que estaba haciendo, sin embargo me percaté que tenía una erección, me di vuelta y salí del baño.
-Listo, ya está la nueva manguera, puedes poner la bomba para verificar que no fuga agua.
-Claro.
Y me dirigía prender la bomba, seguía viendo esa escena con la erección de Sebastián y me prendía, me reprimía y me obligaba a sacármelo de la mente.
-Ya está.
-Bien aquí espero a que haya suficiente presión.
Regresé al baño.
-Wow que rápido y parece que ya todo esta arreglado, muchas gracias, te debo algo, lo de la manguera, algo no sé.
-Nombre no te preocupes la tenía ahí guardada, no es nada, es un placer ayudarte.
-No como crees, anda dime cuanto te debo.
Di la vuelta para ir a buscar mi bolsa, cuando el me tomó de la mano.
-No es nada.

Volteé al sentir su mano firme tomar la mía y me regresé y sin pensarlo me lancé sobre él y lo besé, él sin perder el tiempo me regresó el beso. Comenzó a acariciarme, y rápidamente se dirigió a mis pechos por debajo de la playera, los comenzó a acariciar, sobre todo mis pezones
bien duros y parados, era un masaje que me generaba increíbles sensaciones, sentí como mi vagina se humedecía. Caminamos hacia la habitación, mientras continuábamos con los besos y sus caricias. Lo dirigí a la cama, yo también lo acariciaba por todo su cuerpo
y me dirigí a su miembro, que estaba erecto, duro, sin pensarlo lo desnudé y comencé a chuparle su endurecido pene, nunca lo había hecho, me sorprendió la diferencia de texturas que mi lengua experimentaba al lamer las diferentes partes de su miembro, la dureza de
el cuerpo y la suavidad de la cabeza, estaba fascinada y excitada, volteaba a verle la cara y le veía una expresión de placer, que me incitaba a seguir devorando su miembro.


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