amaneciendo soliamos amarnos.

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Enviado el , clasificado en Poesía
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Recuerdo de aquella vez, cuando los minutos eran peluzas del presente,
cuando las palabras eran eternizadas amorosamente en el tiempo del oscurecer,
cuando cafe y ginebra era una alegria constante, y acostarse al amanecer
y hacerse el amor como desquiziados, a un ritmo acelerado,
era un destino justo para dos delirados al amar.

 


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